La estadística proporciona pésimos golpes, y si no, véase la noticia de que el Rey Felipe VI se sube el sueldo un 1 por ciento, es decir, el mismo porcentaje que se dio en las pensiones en 2012. ¿Ha de celebrar esta coincidencia el pueblo pensionista? Será difícil, ya que dicho porcentaje supuso un puñado de euros para los pensionados con asignaciones bajas. En cambio, si la noticia hubiera consistido en un mero "2.340 euros más" para el monarca, posiblemente el impacto estadístico nos resultaría menos contundente. Pero el caso es que apelar a ese porcentaje sirve para recalcar que en la Casa del Rey experimentan la misma mejoría que los funcionarios, lo cual supone sembrar un equívoco, ya que desconocemos a partir de qué razonamiento inicial se han fijado las remuneraciones de la Corona, que en el caso del Rey se eleva en este momento a los 236.544 euros brutos anuales. Esto es como lo que sucede en los ayuntamientos de cierto tamaño y desde el momento en que se fijaron las remuneraciones de los alcaldes a partir del sueldo del secretario letrado municipal, como figura, si no recordamos mal, en la correspondiente ley de Bases. A algunos -especialmente a los involucrados-, les parecerá la forma más apropiada de hacerlo, pero aquí lo seguimos considerando una fórmula muy deficiente. Pero lo más llamativo es que nuestros repúblicos municipales -al igual que los diputados regionales- gozan del privilegio inexplicable de autoasignarse las remuneraciones. En eso son como reyes.
