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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Atracón

El asalto al ciudadano que suponen algunas medidas de tráfico en las ciudades, con claro afán recaudatorio

Reciente noticia de LA NUEVA ESPAÑA: "El radar de entrada a Xixón por la avenida de Portugal es de los que más sancionan de España". Interneteo y descubro que ese puesto de vanguardia lo ocupa desde su puesta en marcha.

No me extraña nada. La colocación de ese radar no puede calificarse más que como un atraco: apenas hay treinta metros entre la señal que obliga a reducir de cien a ochenta y el atracador. Lo normal es que, de no venir ya prevenido y alerta, el conductor tarde un tiempo en reaccionar. Es posible, incluso, que dándose cuenta y queriendo frenar -bruscamente, como es obligado, dada la escasa distancia- no pueda hacerlo por miedo a que lo golpee el coche que venga detrás. ¿Habría algún problema en que el semáforo estuviese situado a mayor distancia de la señal? Ninguno.

Podría hacer una lista de radares que presentan esa misma capacidad de atraco por la distancia entre el aviso y el captor-recaudador. O, asimismo, señalar una serie de tramos de excesiva limitación (por ejemplo, las entradas y salidas de Uviéu por la autopista), en los que el conductor ha de ir frenando continuamente y vigilando para que el coche no abandone su marcha de paso de Semana Santa, si es que no quiere incurrir en infracción. Y todo ello, sin que un poco más de velocidad entrañe peligro alguno (vamos en coches de hoy no en xarrés).

He señalado en otra ocasión que en toda esta materia no solo existe una voluntad recaudatoria, sino un afán de imperio, una voluntad de someter al ciudadano (LNE, 15/02/14).

Pero no es eso sobre lo que hoy quiero llamar la atención. ¿Qué hacen los Ayuntamientos y los Gobiernos, que no protestan para defender a sus ciudadanos de este atracón de atracos? ¿Y qué los partidos, incluidos los llamados "detergentes"?

¿Los han oído ustedes alguna vez?

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