Opinión | Billete de vuelta

Francisco García

"Gijón yes mi can"

"Gijón yes mi can" no es un mensaje electoral sino el alegato de una ciudad que parece tener en grande estima a sus animales de compañía, léase perros y demás mascotas llevaderas. Hubo un futbolista huraño que aseguraba no reconocer amigos sobre el césped, sólo rivales, y que, para apuntalar su misantropía, solía decir que "quien quiera un amigo, que se compre un perro". Comprar un perro -o adoptarlo, que está de moda, para paliar la vileza de los que adquirieron uno y lo abandonaron a su suerte perra- es granjearse una amistad de por vida. Donde esté un perro, que se quite un humano: la mayor diferencia entre uno y otro es que si recoges a un perro hambriento, le das de comer y le ofreces cobijo, nunca te morderá la mano. De manera que no se equivoquen: el mejor amigo del perro es otro perro o, en su defecto, un hombre debidamente entrenado. Mejor nos iría si algunos amos fueran capaces de aprender a obedecer a su chucho.

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