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Cien líneas

Qué tropa

Ovidio Sánchez, senador electo del PP por nuestra tierra, tiene tantas posibilidades de influir en la entrada de Central Lechera Asturiana en el mercado indio como yo si se trata de conseguir que Duro-Felguera establezca una factoría en RR245, el planeta enano recién descubierto a 19.000 millones de kilómetros del Sol. Y sin embargo se mueve, que diría Galileo.

El andoba estuvo asociado al oscurísimo grupo del embajador de España en la India, Gustavo de Arístegui y del también diputado del PP Pedro Gómez de la Serna. Hay papeles. Ovidio Sánchez, en todo caso, acaba de indicar que "se habló de la posibilidad de que la empresa" Central Lechera "fuese invitada a una feria de productos lácteos pero todo quedó en nada. Ni siquiera llegaron a ir" a la India. "Yo no hice ninguna gestión personal ni hubo ningún acuerdo con la empresa", ni "ninguna operación con De la Serna". No negó, sin embargo, la existencia de un acuerdo de confidencialidad a tres bandas con Arístegui y Gómez de la Serna. Hombre, si hay un acuerdo de confidencialidad ¿qué otra cosa puede decir?

Cercano a los indicados estaba Federico Trillo y el diputado popular -ha abandonado la política a la carrera- Vicente Martínez Pujalte a quien la fiscalía acusa de simular pagos de empresas por servicios inexistentes. Cobraba 5.000 euros al mes a una constructora por tomar dos cafés y explicarle "su visión privilegiada de la economía".

Hay mucho más, claro. ¿A qué demonios se dedican realmente estos dizque representantes de la soberanía popular? Dan pánico y perceguera.

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