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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Saúl, oro de ley

Saúl Craviotto es oro de ley. El agente del Cuerpo Nacional de Policía que patrulla por las calles de Gijón nos ha acostumbrado cada cuatro años a cargar sobre sus hombros, enormes como aspas de molino, con el orgullo de las fuerzas de seguridad del Estado de un país escaso de endorfinas, ayuno de estímulos a los que aferrarse en las horas bajas. Con el laureado piragüista hemos aprendido que al final siempre ganan los buenos.

En una de sus primeras declaraciones tras colgarse en Río sus dos nuevos triunfos, Craviotto dijo que las medallas no son más que trozos de metal, que lo importante es hacer feliz a aquellos de quienes es servidor público. Hay a quien le molesta que los deportistas olímpicos paseen su gloria enfundados en la bandera de España. Aún les duele más que lo haga uno nacionalizado cubano, acogido por España para que pueda seguir haciendo lo que más le gusta: pleitear contra el crono sorteando vallas. Hay que ser gusano, Willy Toledo.

Pero no merece la pena gastar tinta en mediocridades cuando de lo que se trata es de glosar la figura de un deportista señalado por el brillo de los laureles. Craviotto es el cuerpo del Cuerpo, el brazo armado del piragüismo español, cosechero de preseas olímpicas desde tiempos inmemoriales.

Tengan la seguridad de que resulta un orgullo para esta ciudad, que acoge siempre con los brazos abiertos a los foráneos que en ella se establecen con ánimo de sumar, contar con la presencia de un policía que además de chapa luce medallas olímpicas.

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