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Clave de sol

Prestigioso pesimismo

Entre los de mi oficio siempre se ha dicho, medio en serio, que una buena noticia no es noticia. Y no es verdad. Desde siempre ponemos con preferencia el acento en lo negativo, lo complicado, la mala noticia que alimenta el pesimismo tan bien reflejado en aquel viejo dicho de que si una cosa puede salir mal, saldrá mal.

Como veterano de la información, observo que esta tendencia se ha intensificado con el tiempo. Y no será difícil que el fenómeno tenga también que ver con el acceso al mundo global de que disfrutamos a través de las nuevas tecnologías.

Hoy las noticias de todo el mundo están al instante ante nuestros ojos y nuestros oídos, por la palabra, el sonido y la imagen. El mundo, pues, se ha hecho mucho más pequeño y si se trata de ahondar en las malas noticias sin duda predominarán por su peso específico. A salvo siempre el interés humano de la información como primordial factor de interés.

Aunque muy probablemente la proporción de males y conflictos siga siendo aproximadamente la misma. Alguna vez he recordado el habitual comentario de un viejo compañero de trabajo: "Tú ponte siempre en lo peor que de ahí para arriba todo es ganancia".

La diferencia está en que la pesimista ley de la tostada (esa tostada que siempre cae al suelo por el lado de la mantequilla) rige desde siempre en las distancias cortas, pero ha sufrido además una significativa modificación ya que fatalmente la tostada de hoy lleva mantequilla por los dos lados. Y escribo todo esto con la duda racional de que algunos de mis comentarios agosteños hayan pecado de cierto negativismo.

Porque no quisiera con estos párrafos caer precisamente en aquello que trato de denunciar, como es la tendencia de algunos comentaristas, como por inercia o mimetismo, a poner el acento en aquello que nos complica la vida.

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