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El factor catalán

Si se mira a la superficie de la grave crisis que afecta al socialismo español, puede pensarse que es una lucha de poder orgánica, en la que dos facciones tratan de mantener sus sillas. Pero, si se va un poco más al fondo, vemos que emerge el conflicto que verdaderamente impide la estabilidad institucional en España: el planteado por el independentismo catalán.

La (insuficiente) emergencia de nuevas formaciones políticas, unido a la falta de cultura de coalición en la política española, ha evidenciado la necesidad que tenían los grandes partidos de los votos de los nacionalistas para gobernar. Algo que sucedió entre 1993 y 2000 (con González y Aznar) y, nuevamente, desde 2004 hasta 2011 (con Zapatero).

La evolución de CiU hacia el independentismo y la nula voluntad de participar en la gobernabilidad de su formación heredera, junto con ERC?, a no ser que se permita un referéndum sobre la independencia están impidiendo, de facto, la formación de gobierno en España. Y se ha añadido un elemento nuevo que, hasta ahora, solo se había dado en Cataluña: el de llevarse por delante o hacer entrar en crisis a aquellas formaciones que no apostaban por el derecho a decidir catalán (CiU se rompió; Unió Democràtica ha desaparecido; Iniciativa per Catalunya ha quedado fagocitada por el espacio promovido por Ada Colau, partidario del referéndum; el PSC ha pasado de 52 escaños -con Maragall- a solo 16 -con Iceta-? y, ahora, ha fracturado al PSOE, tras la mera insinuación de Pedro Sánchez de intentar formar un gobierno alternativo, que implicara hablar con los independentistas).

Conclusión: unas terceras elecciones, ante un socialismo en caos, podrían acercar a PP y C's a la mayoría absoluta. Pero, sin dar respuesta al conflicto catalán, la crisis institucional persistirá.

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