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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Mensajes de tranquilidad

Trata la Policía, con buen tino, de tranquilizar a la población tras la detención de un consumado yihadista en Gijón, poderoso propagandista del Daesh para captar adeptos a la causa islamista más radical. Aseguran las autoridades policiales que Abdellah Ouelji, al que imputarán por pertenencia a banda terrorista, enaltecimiento y adoctrinamiento, no tenía cómplices en esta región ni previsto atentar en ella. Que no era un ejecutor, sino un incitador. Y no hay por qué no creer a los mandos policiales. Pero el miedo se ha metido como una gangrena en el cuerpo de muchos vecinos de los barrios de La Calzada y El Natahoyo que han coincidido durante años con el detenido en un parque con sus hijos, o a la puerta del colegio o en la cola del supermercado. Los que han convivido puerta con puerta y se han cruzado con él cada día en la escalera viven presos del pánico. Más de uno no puede evitar pensar que, de no haber intervenido la Policía con la contundencia exhibida el pasado martes, cualquier día podría haber saltado en pedazos por los aires. El miedo es libre, o tal vez mejor un sentimiento paralizante que por proceder de la irracionalidad, a la irracionalidad conduce. De ahí que cualquier llamada a la tranquilidad o la prudencia se hace en estos momentos necesaria. Pero ya casi nadie en esos barrios dejará de mirar de otra manera a los portadores de ciertos hábitos y vestimentas, de ciertas barbas, aunque no son ésos los sospechosos, sino los que dan apariencia de normalidad. "Era una familia normal", relatan sorprendidos los vecinos del yihadista. He ahí la base del terror: en cualquier lugar, en cualquier momento, a manos de alguien que no daba la impresión de ser un sanguinario.

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