La disputa calle/parlamento que se libra interna y externamente en Podemos puede ofrecerle al PSOE la oportunidad de liderar una oposición rigurosa y hasta académica en el congreso de los diputados. De establecer esa línea divisoria entre la izquierda posible socialdemócrata y respetuosa con las instituciones y la izquierda indigente y populista.
La idea sanchista de abrazar al enemigo uniéndose estratégicamente a él para seguir por su mismo camino es un error manifiesto, a no ser que el objetivo inmediato consista en reencarnarse en él. Por contra, si se trata de disputarle el electorado con sus mismas armas, lo que la experiencia enseña es que nadie elige la copia pudiendo tener el original.
Las dos izquierdas deberían saber y puede que sea así que a medio y largo plazo sólo existe alternativa de gobierno para una de ellas. A la otra le quedaría el papel segundón del tute de mirar y dar tabaco. Por eso en Podemos libran una batalla Iglesias y Errejón, que es también la lucha para liderar la izquierda que quede en pie. El primero pretende absorber al socialismo apoyándose en la supuesta radicalización de sus afiliados, mientras que el segundo aspira a ser el piloto socialdemócrata del futuro. ¿Poli bueno, poli malo? No lo sabemos. A Iglesias, en cualquier caso y según transcurran los acontecimientos en los próximos meses, puede salirle un competidor en Pedro Sánchez.
Pero antes habrá que ver si el socialismo modulado por Javier Fernández es capaz de cerrar filas frente a la revuelta. Hoy parece que hay más de un seguidor ciego del "no es no" dispuesto a quitarse la venda de los ojos y acatar la disciplina.
Futuro de la legislatura: Gobierno herido, duelo a muerte en la oposición.
