La decisión de la Audiencia Provincial, conocida esta semana, de dar por bueno el congreso extraordinario del PP de Gijón celebrado el 7 de febrero de 2015, enmendando una sentencia previa del Juzgado de primera instancia que había decretado su anulación, permite que las aguas vuelvan a su cauce en la sede de los populares gijoneses, sometida en los últimos años a continuos vaivenes y luchas fratricidas que han llevado al partido a una situación prácticamente residual en el Ayuntamiento, con sólo tres concejales, frente a los cinco del anterior mandato o los doce del precedente.

El congreso de febrero, en el que el abogado Mariano Marín, único candidato que consiguió los 500 avales requeridos, resultó elegido presidente, fue recurrido por cinco exediles populares, quienes denunciaron que el censo electoral incluía a más de un centenar de personas ya fallecidas. Era el segundo cónclave del PP de Gijón anulado en menos de un año, tras el celebrado en octubre de 2014, en el que obtuvo la mayoría de votos David González Medina, hoy integrante del Grupo Popular en la Junta General del Principado, frente al candidato del sector crítico, Ignacio Riestra, cuyos partidarios lograron tumbar el congreso en los tribunales por haberse impedido al oponente a la candidatura oficialista acceder al censo de afiliados.

Desde que la dirección regional del partido decidiera, en febrero de 2013, destituir a Pilar Fernández Pardo como presidenta local y constituir una gestora, el PP de Gijón ha ido dando tumbos por los que ha pagado un elevado precio electoral. El gran beneficiado de los frecuentes enfrentamientos internos de los populares gijoneses ha sido Foro, el partido al que el PP de Fernández Pardo aupó a la Alcaldía en 2011 contraviniendo las órdenes de la dirección regional, y que ahora no tiene empacho en pactar bajo cuerda con la izquierda más radical, la de los podemistas de Xixón Sí Puede, para sacar adelante su presupuesto para el año próximo.

Las convulsiones del PP en estos últimos años han ocasionado dimisiones de concejales enfrentados al aparato autonómico, al tiempo que se ha extendido el malestar entre los históricos del partido por el regreso de los hijos pródigos que retornaron tras haber marchado a engrosar las filas foristas, y a los que se dio preferencia en cargos y candidaturas.

Finiquitado en los tribunales el conflicto de la legalidad del último cónclave, los populares gijoneses tienen una nueva oportunidad de remar todos en la misma dirección y recuperar su espacio político en la ciudad. No han de olvidar, ni las bases y mandos populares locales ni tampoco la dirección regional del partido, que las oportunidades del PP para alcanzar el Gobierno del Principado pasan necesariamente por Gijón. Los populares no pueden aspirar al mando autonómico sin unos buenos resultados en las urnas en la ciudad más poblada de la región, donde antaño estuvo uno de sus principales graneros de votos. De ahí la necesidad de un PP sólido en Gijón que rompa de una vez sus frecuentes tendencias cainitas.