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Trump y la revuelta en el frenopático

"La asamblea de majaras se ha reunido. La asamblea de majaras ha decidido: mañana sol y buen tiempo."

("Don Vito y la revuelta en el frenopático". "Kortatu", 1984)

Una de las muchas tonterías que hacemos la mayoría de los chicos en la adolescencia es adoptar una actitud de rebelde sin causa ante lo establecido. Ser "malote" vende, por desgracia. Y a ello te dedicas de una forma u otra, aunque sea contra-natura.

En mi caso, me dio por escuchar grupos de rock radical vasco, cuyo máximo exponente era el que firmaba la cita que encabeza este artículo. Por suerte, este tipo de tonterías se curan con la edad.

Sin embargo, aquellas letras que tantas veces cantaste en tu juventud, difícilmente se olvidan. Y estos días, viendo las reacciones de la progresía internacional volvieron a mi cabeza.

Todos ellos, como la asamblea de majaras en la canción, ya habían decidido a quién tenían que votar los americanos. Mr. Trump, personaje que yo no voy a defender, ya había sido sentenciado.

Los apóstoles de lo políticamente correcto tenían claro que debía ganar Hillary Clinton. Y que ésta vencería por amplia mayoría. De hecho, a Trump sólo le votarían un puñado de indocumentados "rednecks" de Fargo, Dakota del Norte.

Una vez más, los medios de comunicación, mayoritariamente de izquierdas también en América, desde su pretendida autoridad moral querían darnos lecciones de democracia. Por supuesto, sabían mejor lo que les conviene a los americanos que el propio pueblo yanqui. Y no solo se trata de los americanos. En Europa y más concretamente en España, las baterías de La Sexta, la Cuatro y demás miembros del sanedrín mediático, retumbaban con sus andanadas anti-Trump. Antonio García Ferreras, nuevo gurú de la progresía televisiva, dedicó muchas horas a demonizar a Trump y ensalzar a Clinton.

Como si Mrs. Clinton no pudiera ser objeto de crítica por su trayectoria política. Y, sobre todo, por la oscura financiación de su campaña a la Presidencia de los Estados Unidos.

Un poquito de objetividad habría sido deseable, pero este periodismo de bufanda patrio no entiende el significado de esa palabra. Quieren imponernos su ideología a toda costa, en una oleada colectivista sin precedentes, que deja pequeñas las maniobras del inefable Ellsworth Toohey de "El manantial".

La Sexta incluso hizo un programa especial, y el Sr. Ferreras se quedó toda la noche en vela esperando la victoria de su amada Hillary. Su cara de póker era todo un poema ante la amarga derrota que se negó a reconocer hasta el último suspiro.

Porque hete aquí que los americanos cometieron la osadía de votar lo que les dio la real gana. Los muy atrevidos desoyeron los consejos, o más bien las órdenes, de la socialdemocracia dominante y sucedió lo inesperado. Faltaba el inolvidable José María García cantando "¡Salta la sorpresa en Las Gaunas!".

Es posible que hayan cometido un error. En el pecado llevarán la penitencia. Y nosotros también, ya que todo lo que sucede en EE UU nos afecta de forma directa. Pero son de alabar su independencia y su valentía.

Se han levantado como un valladar contra el colectivismo, esa ideología que antepone el grupo al individuo, y que pretende decir cómo tenemos que pensar y cómo tenemos que vivir. Pocos reductos quedan en defensa de la libertad individual, piedra angular por cierto sobre la que se basaron los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América.

Cuando escribo estas líneas, ya se han producido manifestaciones por todo el país en protesta por la victoria de Trump. Bien harían en aprender de la elegancia con la que se han tomado la derrota tanto el Presidente saliente, Barack Obama, como la propia derrotada.

No hay comportamiento tan antidemocrático como esta moda de aceptar la democracia solo si me gusta el resultado. Si se participa, hay que acatar las reglas del juego. De lo contrario no hay partida. Así que toca lamerse las heridas, buscar un candidato mejor que Clinton (ojo a Michelle Obama) y esperar a mejor ocasión.

Por desgracia, estos comportamientos tipo "Rodea el Congreso" también los hemos visto en España y resultan muy poco edificantes. Ya cantaba el gran Rosendo aquello de "Confundes marginal con nunca me dan lo que yo quiero." Lo malo es que en la canción de "Kortatu" acabaron colgando al hombre del tiempo?

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