La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Socia de Compromiso Asturias XXI

Métodos "trumposos"

La efectividad de las nuevas tecnologías para conquistar el poder

No es mi intención hablar de Donald Trump, el tema ha caído ya en la obsolescencia mediática, pero si me lo permiten sí que me gustaría poner de nuevo el foco en ciertos aspectos, como el de la efectividad de las nuevas tecnologías como herramientas estratégicas para conseguir llegar a ser presidente de la nación más poderosa del mundo. Un método que estoy segura será objeto de estudio durante muchos años en las más prestigiosas universidades de Ciencias Políticas.

El método Trump no deja se ser otro que el de un vendedor agresivo, obsceno en su desfachatez, pero que ha conseguido sobradamente su propósito. Así al uso de la palanca de la telerrealidad se le podría haber sumado la posible colaboración de hackers de origen ruso para la propagación en internet de artículos engañosos con el fin de castigar a Hillary Clinton. Las redes sociales son así; sin filtros y sin ética todo pudiera ser infectable. El caso es que ya queda menos para ver a Trump en el famoso despacho oval, donde seguro intentará poner en práctica temerosas políticas sobre migración, sobre la supresión de objetivos medioambientales o sobre el uso de armas de fuego, aún más permisivas que las actuales. (Ahí es nada: En el último lustro, por ejemplo, se han vendido un millón y medio de fusiles de asalto, tipo Kalashnikov. Por 450 dólares ya puedes equiparte en Texas de ese modo para ir a la universidad o para comprar en el supermercado).

El producto Trump no será inocuo e intrascendente y de nada servirán las protestas y recogida de firmas que nos advierten sobre su peligrosidad. La última de ellas, la de más de 10.000 mujeres científicas alertando sobre el presidente electo. Votar a un outsider, a una persona disruptiva, es lo que acarrea: una tremenda incertidumbre. En cualquier caso, es la libre elección del pueblo estadounidense, el resultado del ejercicio de su democrático derecho y como tal debemos asumirlo.

Pero no nos asustemos ante este resultado y señalemos inquisidores al ojo ajeno, porque aquí también el método Trump, en diferentes versiones, lo hemos visto en todas partes en las últimas décadas, sobre todo en la configuración del paradigma de persona triunfadora que se ha ido proyectando a nuestros jóvenes. Es el método de la agresividad, de la falta de respeto, de la acusación facilona y del chiste rápido. Es el método del exabrupto frente al diálogo, el método del ruido estridente frente a la melodía cadenciosa de la discreción, el método del egocentrismo frente a la empatía, es el método del éxito rápido y fulgurante, frente al valor del esfuerzo y del trabajo constante. Lo hemos visto y lo hemos consentido. El método Trump (que algunos ya llaman método Dump, de basurero) ha funcionado en la redes sociales, sobre todo en Twitter. Lugar donde los seres más viles y funestos, y también robots programados, podían hacer viral una falacia e impune un insulto. No es de extrañar que tras años de impunidad se intenten corregir estas incisivas e inmundas prácticas por parte de los administradores.

Frente a estas formas de operar, propongo otras más respetuosas, algo más cordiales. Propongo el modelo del diálogo efectivo, el método de la construcción frente al de la destrucción. Porque quizás aún estemos a tiempo para elaborar un nuevo modelo de interrelación, pero uno asentado sobre los cimientos de la empatía y la responsabilidad. Un modelo donde nadie se sienta tan encorsetado y tan falto de oportunidades como para jugar a la desesperada. Un modelo en el que el sentido de la educación juegue el papel ejemplarizante que nunca debió haber perdido.

Compartir el artículo

stats