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Fernando Granda

Un Ángel que da de cenar

Los restaurantes que con los beneficios del día ofrecen por la noche menús a desfavorecidos, la última idea del presidente de Mensajeros de la Paz

El mierense Ángel García es dios. Si dios está en todas partes, el padre Ángel es dios. El cura de la corbata roja no para. Es la imagen más real, la representación viviente de las ONG, la suya una de las más universales de las organizaciones más sensibles a los percances humanos. Mensajeros de la Paz y su presidente aparecen casi inmediatamente en cualquier punto del Planeta donde se produzca una catástrofe, son omnipresentes en toda urgencia humanitaria, en cualquier sitio donde las personas sufran injusticias, persecución, violencia.

Ahora el Ángel de La Rebollada, Mieres, que dentro de unas semanas cumplirá 80 años, abre los Robin Hood, restaurantes solidarios. Uno en el centro de Madrid. Otro con hotel en Llanera. Pronto algunos más por la geografía española. Lo hace con chefs interesantes que se han ofrecido a colaborar con este cura de la sonrisa permanente. El madrileño es un pequeño local como otros muchos de ese centro neurálgico e histórico de la capital que tiene célebres gastrónomos por sus lares. Durante el día es un restaurante de pago para quien quiera degustar buenos menús. Algunos propuestos por cocineros de prestigio que ya sirven esos platos en sus establecimientos. Por la noche ofrece cenas a los que no pueden pagar a mediodía ni cenar en su casa porque no tienen pasta para comer un simple plato de pasta, quizá la comida universal más barata. Gratuitamente podrán degustar platos similares, selectos, menús que nunca habrían probado o hace tiempo que no tenían posibilidad de hacerlo.

Hay más voluntarios entre los profesionales del gremio para abrir nuevos restaurantes y hasta donantes como los del hotel de Llanera. En los que los beneficios de la mañana se invertirán en las cenas de los desheredados. Y es que son muchas las personas que acuden cada día, por ejemplo, a la madrileña iglesia de San Antón, de la que es párroco este cura de la cuenca del Caudal, para recibir un bocadillo o una sopa caliente.

El nombre del restaurante alude a la célebre leyenda inglesa de Robin de Locksley, según el manuscrito "Sloane" existente en el Museo Británico y que contiene un escrito anónimo que relata la vida de Robin Hood. Pero si el héroe inglés, cuentan las narraciones míticas alrededor del personaje, robaba a los ricos para dárselo a los pobres, el del padre Ángel no. Sin robos a los ricos, sin flechas ni Sherwood, con solidaridad, como indica su epígrafe de Mensajeros de la Paz. Lo que gana por el día lo invierte en la noche. De los otros posibles establecimientos que parece animado a abrir no ha trascendido nombre alguno, aunque seguro que tendrá una denominación solidaria. Un título que signifique compartir, insiste su promotor.

Esta es la última idea de una persona que inventa a diario iniciativas para luchar contra las desigualdades, las injusticias, las catástrofes, las furias de la Naturaleza, la violencia de las guerras y persecuciones. La última acción -bueno siempre se dice la "penúltima"- de un misionero que predica con el ejemplo por todo el mundo, que trata con papas, reyes, presidentes, magnates, famosos, artistas, "celebritis", ricos y todos aquellos que puedan hacer algo por los sufridores de cualquier parte del Planeta. Que busca ayuda de derechas, de izquierdas, de centro, de norte y de sur, de políticos, religiosos, de todo estamento.

Pasó la Navidad, tiempo en el que nos sentimos solidarios. Por tanto, tiempo de solidarizarnos con sus proyectos, con contribuciones para ayudar a los desheredados de la Tierra. Tiempo de contribuir a desarrollar su obra. Como santa Teresa, él ahora anda igualmente entre pucheros. Es hora de cooperar con el cura de la corbata roja y -con el frío, de la bufanda roja-. Él dice, siempre sonriendo, que no es un santo. Claro, es un Ángel.

P.D.: Fabada y ragú, postre y bebida por 11 euros. Un ejemplo barato de ser solidario. Recomiendo reservar en el 914258841.

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