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Alberto Menéndez

Reforma irreconocible

Tiene razón Podemos. Si hay una palabra que resuma lo que está pasando con la reforma del modelo electoral asturiano ésa es "irreconocible". Así es como está quedando el texto legal respecto al que pactaron inicialmente PSOE, IU y Ciudadanos. Es evidente, tras todas las pegas puestas, primero por la Administración central y últimamente por los servicios jurídicos del Parlamento autonómico, que los representantes de los tres partidos implicados no estuvieron muy acertados en sus planteamientos. Por eso ahora se han visto obligados a rectificar hasta dejar la iniciativa tan cambiada que parece otra.

Así y todo, a los impulsores de esta reforma electoral aún les puede ir peor, porque lo más probable es que el trabajo desarrollado en los últimos meses, con comparecencias de especialistas de todo tipo en la Junta General incluidas, no sirva finalmente para nada. Con sus votos no les basta para sacar adelante la ley. Los dos partidos de la derecha, PP y Foro, ya han adelantado que están totalmente en contra de la iniciativa parlamentaria. Y Podemos, aunque todavía no ha dicho la última palabra, no parece estar por la labor de apoyar a PSOE, IU y Ciudadanos.

Realmente, los únicos que están interesados en que se cambie el modelo electoral asturiano son la coalición de izquierdas y el partido naranja. El PSOE se vio obligado a ir en el mismo carro para lograr la investidura de Javier Fernández como presidente del Principado. Pero de los socialistas nunca hubiera partido una propuesta de estas características.

Al final todo es una cuestión de rentabilidad electoral. Unos partidos, sobre todo los mayoritarios, están más o menos de acuerdo con el actual reparto de los escaños por circunscripciones (occidental, central y oriental), mientras que otros, los más minoritarios, y con escasa presencia en las alas, quieren un cambio: que mande sobre todo la proporcionalidad y que no se prime en exceso al Occidente y al Oriente en perjuicio del Centro. Pueden vestirlo como quieren, pero el meollo de la discusión es éste.

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