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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Dragones reales

Los sucesos que involucran a menores son asuntos mayores, por su creciente frecuencia y porque ponen de manifiesto cómo en cada generación que pasa es más temprana la pérdida de la inocencia. Nos desayunábamos ayer, hojeando el periódico, con varios titulares que aludían a menores. Y ninguno de ellos era positivo ni digno de enorgullecer. Más bien al contrario: provocan pesar y llaman a la reflexión. "Cae en Marbella una red que trataba de vender por internet la virginidad de una menor por 5.000 euros". "Una mujer de 52 años se sirve de su nieta, de 12, para robar en un supermercado". "La abuela de Nava acusada de mentir al juez declara que su nieta le dijo que su padre le metía el dedo en el cucu"...

Es sólo la reseña de un día cualquiera del noticiero, pero la presencia de menores como sujetos pasivos de la información se ha convertido en un problema social de primer orden. Crece también el número de adolescentes que agreden a sus padres y los que acosan a sus compañeros. ¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que falla? ¿Quiénes son los culpables?

Lo único seguro es que ellos, agresores o agredidos, son las mayores víctimas. Tienen el mundo a sus pies en la palma de la mano, pero han perdido la imaginación y la fe infantil. Las han perdido o se las hemos robado. Los niños ya no creen en la fantasía, son pequeños adultos que se han vuelto serios, escépticos y realistas. Y se han familiarizado con los hechos violentos con que a diario se les bombardea. Nosotros, a su edad, canalizábamos la violencia destruyendo imaginarios dragones. Ellos destruyen y son destruidos en el mundo real, no en los cuentos de hadas.

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