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Delegado de AEMET en Asturias

Los colaboradores del tiempo asturianos

En el Día Meteorológico Mundial

Hoy se celebra el Día Meteorológico Mundial, se conmemora la fecha de entrada en vigor del convenio por el que se creó la Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo especializado de Naciones Unidas para el Tiempo, el Clima y el Agua. El lema elegido es "Entendiendo las nubes", con el fin de resaltar la enorme importancia que revisten las nubes para el tiempo, el clima y el agua.

Coincidiendo con los actos de celebración del Día Meteorológico Mundial, la Agencia Estatal de Meteorología otorga los Premios Nacionales y los Premios Regionales a sus colaboradores meteorológicos distinguidos, en atención a su dedicación, esfuerzo y entrega.

Aunque la meteorología oficial nace en 1887, con la creación del Instituto Central Meteorológico, el origen de los colaboradores meteorológicos se establece en 1911. Con objeto de completar la insuficiente red de observación constituida por los 49 observatorios oficiales (entre los que se encontraba la Universidad de Oviedo desde 1851), se hizo un llamamiento a nivel nacional para la búsqueda de colaboradores. Dicha convocatoria tuvo un gran éxito, de forma que en 1912 ya existían en España 400 estaciones colaboradoras, atendidas gran parte por maestros de escuela. Estos colaboradores altruistas debían medir la precipitación recogida en el pluviómetro todos los días del año a las 8 horas y anotar los meteoros; los que disponían de garita con termómetros anotaban también las temperaturas máxima y mínima registradas, enviando mensualmente los datos por correo postal a la sede central.

En Asturias surgieron varias estaciones: Cabo Busto, Cabo Peñas, Ribadesella, San Emeterio y Tazones, a cargo del Cuerpo de Ingenieros de Caminos y establecidas por el Servicio Central de Señales Marítimas. También, varios maestros nacionales se ocuparon de las estaciones meteorológicas en distintas escuelas: Godán (Salas), Llamero, Nueva y Prelo. De igual modo, en la piscifactoría ubicada en Infiesto se instaló una estación atendida por el servicio forestal a cargo del Cuerpo de Ingenieros de Montes. En 1912, por tanto, existían 12 estaciones operativas.

En 1976 existían 180 colaboradores en territorio asturiano. Sin duda fue determinante en esos años el liderazgo de Pedro Mateo González, meteorólogo ovetense que en ese año dirigía el recién creado Observatorio Meteorológico de Oviedo en El Cristo. Sin embargo, a partir de esa fecha, se produjo una disminución paulatina hasta principios del siglo XXI. Lamentablemente, al igual que en el resto de España, y probablemente debido a los cambios sociológicos que han llevado a la despoblación de los núcleos rurales y al mayor bienestar de la sociedad que ha permitido una mayor movilidad, unido al gran sacrificio que supone el compromiso adquirido de realizar medidas todos los días del año, el número de colaboradores ha descendido significativamente. Durante el presente siglo, se mantiene estable, en torno a unos 80 en el conjunto del Principado de Asturias.

A lo largo del tiempo en Asturias se han dado de alta 295 estaciones, en nuestros archivos consta que han sido atendidas por aproximadamente 424 colaboradores titulares (en algunos casos figura un titular, aunque ayudan los familiares o varios trabajadores a turnos en el caso de empresas). Al menos en 16 casos, las estaciones están atendidas o han sido atendidas por familiares de varias generaciones.

De estos 424 colaboradores, conocemos las profesiones de 185. El grupo más numeroso (31) está constituido por maestros nacionales, seguido del grupo de guardas forestales (25), Guardia Civil (19), agricultores (18) y empleados de centrales eléctricas hidráulicas (16). El resto constituye un grupo muy variado de profesiones: mineros, ingenieros de minas, abogados, hosteleros, fareros, sacerdotes, frailes, profesionales libres, empresarios, jubilados, amas de casa, etc.

En la actualidad en Asturias, además de los observatorios de Oviedo, Gijón y la oficina meteorológica del Aeropuerto, dotados de personal de AEMET, existen 21 estaciones automáticas, 32 estaciones termopluviométricas y 28 estaciones pluviométricas, siete de ellas también realizan observaciones fenológicas, atendidas todas ellas por colaboradores asturianos. Aunque algunos son empleados de empresas (centrales hidroeléctricas, depuradoras, centrales térmicas o explotaciones mineras), comunidades religiosas o instituciones oficiales (Principado de Asturias, Técnicos de Señales Marítimas, Parques Nacionales), una buena parte son profesionales libres, agricultores o simplemente aficionados, poniendo de manifiesto el interés, generosidad e implicación de toda la sociedad asturiana por el conocimiento del clima.

Por todo ello, es necesario hacer extensible la admiración y reconocimiento a todos y cada uno de los más de 450 colaboradores meteorológicos asturianos a lo largo de estos más de 100 años, independientemente de la longevidad o calidad de las series de observación. Su generosidad, solidaridad, compromiso y entusiasmo constituyen todo un ejemplo para la sociedad actual y las nuevas generaciones.

El valor científico de estas observaciones es incuestionable; estos datos son la base para el conocimiento del clima pasado, y sin ellos no podríamos comprender su evolución futura. La sociedad es consciente de los efectos negativos del actual cambio climático y reclama la adopción de medidas que mitiguen los efectos adversos sobre las próximas generaciones. Esta valiosa información, recopilada de forma infatigable día a día por los colaboradores asturianos, bien podría constituir el primer eslabón en la cadena de la lucha contra el cambio climático, cuyo máximo exponente, la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, ha sido recientemente galardonada con el Premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional.

La Agencia Estatal de Meteorología, en su Delegación Territorial en Asturias, ha concedido este año sus premios regionales a los siguientes colaboradores:

María Dolores Fernández Lorido, colaboradora de la estación de Taramundi-Lorido. María Dolores es nieta de Arturo Francisco Lorido Lombardero, el primer titular de la estación, quien realizó observaciones pluviométricas desde el 1 de enero de 1919 hasta 1923 en Villamea (Lugo), siendo maestro de la Escuela Nacional de dicha localidad. Posteriormente, fue trasladado a la escuela de Castropol; allí puso en marcha una estación pluviométrica en un prado propiedad del Ayuntamiento, situado detrás del mismo, iniciando las observaciones el 1 de enero de 1924. En 1957, además de las observaciones pluviométricas, realizó observaciones termométricas, recibiendo en 1962 el "Diploma de la Red Climatológica Española". Tras su jubilación en julio de 1972, se trasladó a Taramundi, comenzando las observaciones pluviométricas en dicha localidad hasta 1976, cuando falleció. Siguiendo el ejemplo de su padre, Margarita Lorido continuó realizando las observaciones, siendo galardonada en 1994 con el Premio Nacional de Colaboradores. En 1984, en memoria y como homenaje a un colaborador tan especial como fue su padre, se modifica el nombre de la estación pasando a ser Taramundi-Lorido. Margarita fue titular de la estación desde 1976 hasta agosto de 2008, cuando fallece, a los 88 años. Desde entonces, su hija María Dolores, nieta de don Arturo, es quien mantiene la estación y permite que esta larga serie de datos tenga continuidad.

Carmen Rosa Sánchez Álvarez (Candanal-Villaviciosa). Inicialmente esta estación pertenecía a la Confederación Hidrográfica, existiendo datos desde 1971. Tras fallecer el colaborador inicial, Germán Alonso Sánchez, en 1987, se traslada el pluviómetro a un lugar próximo, siendo atendida la estación por Mª Ángeles Palacio Fernández hasta 1991, en que por motivos personales cesa como colaboradora. En 1991, Carmen Rosa, vecina de la anterior, decide instalar la estación en el jardín de su casa, labor que ha venido desempeñando con gran diligencia y sin interrupción.

Audaz Alfredo Martínez Castaño (Embalse de Grandas de Salime). La estación, que cuenta con un pluviómetro, está instalada al pie de la presa, adosada a un muro que bordea una amplia terraza del edificio de la central eléctrica. Existen tarjetas de datos enviados desde su inauguración en junio del 73. Alfredo, recientemente jubilado, estuvo al frente de la estación durante 26 años de forma ininterrumpida, enviando puntualmente los datos registrados.

Enhorabuena a los galardonados y nuestro más sincero agradecimiento por su encomiable labor, extensible a todos los colaboradores asturianos; su dedicación y entusiasmo sólo puede justificarse por que aman profundamente la meteorología.

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