Al grito de "Pelayo y cierra Gijón", el Pichu Cuéllar, sin lugar a dudas el jugador más acertado en la actual temporada -ojalá que no aciaga- del Sporting, convocó el lunes en Instagram al panteón de las leyendas asturianas para convertir El Molinón en un fortín infranqueable, en una montaña de Covadonga rediviva, ante la visita crucial del Málaga de la morería.
Convocó a Pelayo el cancerbero sportinguista, que ha sido este año capaz de lo mejor y lo peor. A su repertorio de incontestables aciertos ha añadido algunos errores garrafales que no empañan, en lo deportivo, el saldo positivo de su cuenta de resultados. Ha sido el portero de Primera División con mayor frecuencia sometido al pelotón de fusilamiento y ha sumado, en medio de tamaño bombardeo, unas cuantas intervenciones de mérito. Seguramente se equivocó cuando en una rueda de prensa infausta pretendió dar una lección de análisis morfológico y erró al afirmar que "hijo de puta" no era un insulto sino un adjetivo calificativo, pero no le pagan por dar clases de lengua española sino por detener disparos a quemarropa y penaltis.
Dicho lo cual, el Sporting disputa esta tarde-noche una nueva final. Este equipo nos ha acostumbrado en las recientes temporadas a acometer a última hora partidos de infarto, a cara de perro o a cruz de navajas, tal que un mal estudiante que se pega un insensato atracón en las vísperas de los exámenes finales. Ya han lanzado la moneda al aire...
No sé si las plegarias de Cuéllar a Pelayo surtirán efecto o será Afif quien tenga que encomendar el porvenir a Mahoma. Club ecuménico éste.
