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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El periodismo es cuento

Hay tantos tipos de viento en la bahía como instrumentos musicales, que componen sinfonías sobre la partitura de olas de color turquesa, mecidas en espuma por un Nordeste reparador. La playa está infestada de bañistas, de niños con cubos de arena que levantan castillos esenciales. Cuántas vocaciones arquitectónicas surgieron en el arenal milenario, con la caligrafía de una pala y un rastrillo de plástico, blandiendo pozos húmedos, oponiendo trincheras a la pleamar como quien levanta una empalizada a la caballería invasora.

El vecino de hamaca viene de León, con su mujer y una hija veinteañera, recién universitaria tal vez, de carrera de Ciencias. Su procedencia la delata el periódico que leen, editado en la ciudad vecina. Los titulares, a los que alcanzo de reojo, relatan la finalización de las obras de una autovía.

Dos metros por delante, una pareja de jovencitos se emplea en carantoñas y arrumacos. Él cubre de crema protectora un tatuaje que le ocupa la parte más alta del brazo izquierdo, la que hace frontera con el hombro. El dibujo simula un rostro de mujer enigmática, de melena oscura, tal vez la imagen de la chica que le acompaña, serena sobre la toalla, envuelta en la geografía minúscula de un bikini negro.

De la escalera 11 emerge una mujer mayor, octogenaria, que se apoya en un bastón de madera con empuñadura. Se quita los zapatos dominicales, de ligero tacón, y se encamina a la orilla, enfundada en un traje de chaqueta de color mostaza con ribetes de costura casera. Aunque desentone, nadie repara en ella, entre un bosque de piernas embadurnadas; tal vez sólo yo, que levanto la vista de la página 64 de "El periodismo es cuento", una recopilación de artículos de Manuel Rivas.

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