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Chus Neira

Galgos o podencos

La necesidad de una solución urgente ante el atasco de la Administración

Resulta extremadamente difícil entender lo que pasa con el colapso en la Administración. No parece normal que haya vecinos que lleven dos años esperando a que el Ayuntamiento les de permiso para hacer un apaño en la fachada. Tampoco, que en el servicio de Licencias sólo cuenten con la mitad del personal que en teoría debería trabajar allí. Menos, que los pocos que tratan de sacar adelante el trabajo confiesen que el colapso puede crecer a un ritmo de una veintena de solicitudes diarias y que cuando un compañero se va de vacaciones el papeleo acumulado puede rondar el millar de peticiones.

Pero incluso más grave que este drama funcionarial y todas las terribles consecuencias que tiene para la economía local, en todas sus escalas, pero en especial en el lado micro de las cosas, es el debate político que genera.

Todos los grupos municipales, sin excepción, se comportan como los animalillos de la fábula de Iriarte, y en vez de buscar soluciones urgentes al problema, dedican sus esfuerzos a la fútil tarea de rentabilizar el desastre en términos políticos.

Que la culpa sea de Montoro y las políticas nacionales que no dejan contratar personal, de los mandatos del PP que no pudieron ni quisieron reponer las bajas, de la escasa capacidad de gestión del concejal de turno o de problemas estructurales del servicio, son reflexiones que sólo alivian la carga a los representantes políticos. No al vecino que pierde dinero cada semana que pasa sin poder abrir su negocio o al otro incapaz de terminar una reforma por miedo a una multa.

Esa gente lo único que espera es que el equipo de Gobierno se muestre tan audaz y corajudo a la hora de abordar el problema de las licencias municipales como lo hizo para devolver a lo público los servicios privatizados. Por mal que saliera aquello, al final, hay un servicio de Recaudación público y una plantilla que ha crecido en treinta trabajadores. Pues también con las licencias deben inventarse algo. Toreen la ley, diseñen nuevos protocolos de actuación, abran nuevas ventanillas, estrújense más la cabeza y busquen, ya, soluciones. Traten de resultar rentables a los ciudadanos, olvídense de las contigencias y vayan al grano.

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