El color político distinto no debe convertirse en rémora para que las administraciones públicas se entiendan y colaboren en un objetivo que debe serles común: procurar el bien común de sus administrados. En el acto inaugural de la Feria de Muestras, celebrado en la tarde de ayer con el boato habitual de esta efemérides veraniega, el presidente del Principado celebró el "respeto, la cooperación y lealtad" que se deben las administraciones, y puso como ejemplo los recientes avances en el plan de vías, los accesos a El Musel o el retorno de la autopista del mar.
Se trata de tres asuntos de capital importancia para Gijón que no curarán el muermo ni saldrán a flote del abatimiento si las tres administraciones implicadas, la estatal, la autonómica y la local, deciden caminar por separado o dándose la espalda. O lo que aún resulta más doloso, llenando el sendero de guijarros o lanzándose pedernales a la cabeza. Parece que, en relación con esos tres asuntos capitales, a los que habría que añadir el avance del metrotrén hasta Cabueñes, el Gobierno de España, el del Principado y el Ayuntamiento gijonés han optado por la colaboración. Que así sea, y no quede esa invitación al diálogo y a la cooperación leal en el susurro meloso de una noche de verano.
Tanto Javier Fernández como Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Comercio y sonriente anfitrión del evento, coincidieron en diagnosticar una grave dolencia que aqueja a Asturias y que va camino de convertir a la región en un monumental geriátrico: el galopante declive demográfico. Esta región requiere con urgencia encomendarse a la cigüeña con idéntica celeridad a la que produce bienes y servicios.
