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Abogado

Un Adolfo Suárez para el fútbol

Posición de abogado de pueblo sobre el asunto "Villar-Federación de Fútbol"

Una vez que pasó el impacto de la noticia del asunto "Villar-Federación de Fútbol", entiendo que desde la tranquilidad y mesura que el mes de agosto propicia se puede dar una opinión.

Leído el auto del magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, por el que entiende que existen "bastantes motivos para creerlos responsables de los delitos de administración desleal, apropiación indebida y/o estafa, falsedad documental y corrupción entre particulares", entiendo, desde mi posición de abogado de pueblo, que hay cuestiones que se plantean en el mismo que no tienen encaje en el Código Penal.

Bien es cierto que el magistrado tiene elementos de prueba, para decidir, que se pueden desconocer.

No obstante, el que Villar, para ganarse el voto del presidente de la Federación de Murcia, decida que un partido internacional se juegue en Murcia no parece que sea una acción penalmente sancionable.

En la cuestión judicial es necesario tener la máxima cautela ya que no se conocen todos los elementos y pruebas que puedan existir y maneja el juez ni la consistencia de tales pruebas.

En lo que parece haber cierta coincidencia es en que el auto, más allá de planteamientos en el ámbito penal, describe, con crudeza, cómo se ejerce el poder cuando se permanece mucho tiempo en el mismo. El principio rector de tal ejercicio de poder se concreta en "estás conmigo o contra mí" y en "aquí se hace lo que yo diga".

Como consecuencia de los hechos ocurridos, el entramado del fútbol se mueve en los frentes judiciales y federativos de distintas maneras y, por ello, hay distintos frentes abiertos.

Está pendiente el proceso contencioso administrativo sobre la validez o no de las elecciones pasadas, se convocan asambleas generales que son impugnadas, se conforma una Junta Directiva, sin nombramiento de vicepresidentes, cuando es obligatorio por norma, se toman acuerdos sobre presupuestos aplazados, etc.

Al mismo tiempo está abierto el caso "Haití" en el que la Federación admitió que la subvención del 1.200.000 euros recibida no fue destinada a las actuaciones a llevar a cabo en Haití después de ser arrasado por un huracán.

La Federación se apresuró a devolver la citada subvención, con intereses y sanciones, 1.500.000 euros, a los efectos de mitigar la condena que, en el ámbito penal, le pueda corresponder.

No hay duda que este asunto es de tal gravedad que ha de conllevar la correspondiente condena y la asunción de responsabilidades por quien le corresponda.

También está pendiente, judicialmente, el caso de la presunta ayuda a los equipos Hércules y Marino de Tenerife.

Para redondear todo esto, Villar está suspendido, temporalmente, de su cargo de presidente y mientras él no dimita, se anulen las elecciones o sea sancionado definitivamente, la Asamblea General actual mantiene todas sus atribuciones, incluso la de nombrar a un nuevo presidente, si Villar dimite o es apartado definitivamente del cargo por sanción firme.

Ante tales escenarios, los distintos actores se mueven.

Hay unos actores, "el búnker", que quieren que todo siga igual y se mueven para mantenerse en el poder de una u otra manera. Es aquello del "villarato sin Villar".

Otros actores que mantienen posiciones rupturistas con el pasado para que desaparezca y se conforme algo nuevo. Es aquello de "ahora es la mía",

Lo que no sé es si hay actores que piensen que se pueden reformar las estructuras federativas y la normativa desde lo que existe y para ello hay que dialogar y consensuar los cambios necesarios.

Para que esta posición reformista pueda ser una realidad se necesita encontrar un Adolfo Suárez que impulse y modere la transición en el mundo de la Federación Española de Fútbol.

Es la reflexión que, en el mes de agosto y desde Vegadeo, hace un abogado de pueblo.

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