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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Sangre en el sistema etílico

Avanza el verano entre claros y nubes y a algunos les va quedando algo de sangre en el sistema etílico. La sana diversión regada con cubalibres, calimochos y otros brebajes espirituosos según la edad y el bolsillo del consumidor conforma un cóctel explosivo que en ocasiones deriva en altercado, cuando no en tumultos más graves.

Da la impresión -por no decir que existe la evidencia- de que en esta región se bebe mucho y desde muy temprano (de edad y de horario), y que la ingesta se dispara en verano, con nocturnidad y alevosía. Y luego pasa lo del fin de semana en el Xiringüelu, que tiene que cargar la Policía contra una multitud beoda que asalta la barraca donde se sirven bebidas, y hay quien se cae del tren y se parte la crisma al regreso de la bacanal de Pravia (con vídeo sexual incluido en las redes sociales, y ya viral, para solaz del público onanista) supuestamente por confundir la puerta del vagón con la del baño.

Si para divertirse es precio emborracharse, Houston, tenemos un problema. En nuestra época medíamos la diversión en botellines; los jóvenes de hoy, que todo lo agrandan, se entregan sin desmayo -o hasta que caen desmayados- a los botellones. Y con el exceso de alcohol se pierde la inhibición, las formas y con frecuencia la cabeza...

Por no hablar de la basura que generan estas celebraciones etílicas, sea en Pravia en el mes de agosto o en Gijón en el de junio, en la Noche de San Juan, o en cada concejo que organiza romerías. Toneladas de desperdicios inundan la madrugada después el prado praviano o la playa de Poniente, como si hubieran segado la hierba o alborotado la arena las hordas de Atila. Y que trabajen los barrenderos.

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