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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Moriyón, profeta

La alcaldesa de Gijón fue ayer profeta en tierra extraña. En Benidorm, la ciudad con más rascacielos por metro cuadrado del mundo tras Nueva York, lugar de reminiscencias berberiscas, Moriyón hizo una encendida defensa de la idea de España ante la extensa colonia asturiana.

La titular del bastón de mando municipal hiló un discurso que habría servido para celebrar el Día de Asturias en Covadonga, a lo que tal vez aspire en un futuro inmediato, cuando se cumpla su segundo mandato municipal, y o bien retoma el bisturí o bien se lanza al ruedo regional. Como para que eso ocurra quedan aún dos años, Moriyón se esmeró ayer en un mensaje de rabiosa actualidad, como cuando apreció con rotundidad, en suelo vecino a Cataluña, que unir tiene mucho más mérito que separar; que unir es crecer mientras que separar es empequeñecer. Y así contrapuso Asturias a los separatismos, como habría hecho Javier Fernández, sin ir más lejos. Habló del orgullo "de ser de nuestra tierra, que despierta simpatías fuera de ella", lo que no ocurre con otras, cada vez más antipáticas fuera de su territorio. Una Asturias, dijo Moriyón, que "es de todos, sin exclusiones, sin fronteras, sin referéndum, que no sabe lo que son los conflictos territoriales". Y en la que, a su juicio, "todo el mundo se entiende". En esto último no estoy de acuerdo. Ay, esta Asturias de Tiro y de Troya, de los que dicen "so" y de los que dicen "arre".

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