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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

La identidad de Expaña

Tenemos los españoles un grave problema de identidad: ya casi nadie quiere ser español. O se avergüenza de ello. Nos pasa algo parecido a Einstein, quien discurrió que si su teoría de la relatividad resultara exacta, los alemanes dirían que es alemán y los franceses, que ciudadano del mundo. Pero que de haber errado en su predicción, los franceses hubieran dicho que era alemán y los alemanes, que judío.

Aquí, tres cuartas de lo mismo: sólo existe el orgullo de sentirse español cuando Nadal gana un torneo de los grandes, vencen los Gasoles y los Hernangómez o uno de los pilotos patrios de MotoGP se sube a lo más alto del cajón del podio.

Albert Boadella, catalán siempre ácido, acaba de decir que cuando sale al extranjero dice ser de Murcia. Pero los de Cartagena amenazan con separarse de los murcianos. Y puede que hasta una señora de Zaragoza prefiera fuerza antes que maña. A fuer de ser honestos, habrá que reconocer que un asturiano es asturiano siempre, allá donde esté, pero la letra musicada de su himno, fuera de sus fronteras, se entona como una oda a la curda (y no del Kurdistán, precisamente).

Este país, que ya es Expaña, lo estamos asesinando a disgustos entre todos, sometido a la permanente tortura de los nacionalismos recalcitrantes y a la mentecatez del resto, que consiente. Si hasta los barcelonistas de Extremadura, La Mancha o Andalucía reniegan de lo blaugrana por su abrazo independentista... Y digo yo: ¿cómo no se va a subir el Barça a la cresta de la ola independentista si han puesto el referéndum en una fecha, el 1 de octubre, el 1-O, que parece el resultado de un clásico con victoria por la mínima?

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