Opinión | Sol y sombra

Luis M. Alonso

Molti nemici, molto onore

Puigdemont, a lomos de un tigre, sigue adelante con su plan

Tiene razón Josep Borrell cuando dice que hay que tener cuidado con las grandes movilizaciones. Si un día unos se manifiestan masivamente de un lado y al siguiente la masa contraria lo hace del otro, puede existir un tercero en que acaben por enfrentarse. En casos extremos, este fenómeno se conoce por guerra civil.

Puigdemont se ha convertido en el abanderado de las fracturas sociales. Él y el resto de los sedicentes catalanes. Pero su movimiento excluyente y supremacista, su cónclave del odio ha arrastrado, a la vez, a una opinión pública en su contra que, además de unidad, clama firmeza y exige ejemplaridad con los amotinados.

El President parece decidido a seguir adelante con sus planes. No es un zombi al que le han dado cuerda sino un conjurado peligroso que busca en la agudización del conflicto la única salida después de mendigar la mediación. Cabalga a lomos de un tigre. El gran número de catalanes que no quiere seguir sus pasos no le importa, ni tampoco la España envalentonada que le planta cara en la calle. Del éxodo económico prefiere pensar que es coyuntural y que enseguida habrá un retorno. En resumen, se encuentra a gusto manejando aquel viejo eslogan fascista: molti nemici, molto onore.

De producirse la declaración de independencia no sabemos tampoco qué va a hacer Rajoy, si va a activar el famoso artículo 155, o el 116 que incluye los estados de alarma, de excepción o de sitio. Si recurrirá a la Ley de Seguridad Nacional o simplemente se va a quedar cruzado de brazos esperando que no se note demasiado o no trascienda la consumación del golpe secesionista. Hoy tendremos más noticias de este enojoso asunto.

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