Opinión | Billete de vuelta

A cuerpo de rey

En tiempos convulsos conviene tener al frente de la nación a alguien que dé la talla

En momentos convulsos como los que azotan el país en este momento histórico de decisiones de consecuencias incalculables conviene tener al frente de la nación a un Rey XXL, de tamaño y que dé la talla, no a un pusilánime que sirva de modelo a un jarrón de época de la dinastía de la flor de lis. El desafío secesionista requería una respuesta firme y sin ambages del jefe del Estado en la Zarzuela y en el Campoamor en defensa de la integridad de España, y Felipe VI no parpadeó en ese empeño: sube la valoración de la Corona en las encuestas del CIS.

Quienes criticaron la decisión, ciertamente controvertida, del jurado de los Premios de otorgar el de la Concordia a la Unión Europea deberán reconocer que las manifestaciones el viernes en Asturias de altas magistraturas comunitarias ofrecieron un balón de oxígeno de enorme tamaño al Gobierno de la nación, que tenía aún por despejar en su tejado la pelota incómoda del artículo 155 de la Constitución. Las palabras de Juncker y de Tajani otorgaron el espaldarazo definitivo al gabinete de Rajoy, al tiempo que supusieron un baño de fría realidad a las aspiraciones de los separatistas, que ya saben que Europa no aceptará una Cataluña independiente. Si la Generalitat albergaba alguna esperanza de un pronunciamiento europeo aunque fuera tibio, lo que se encontró fue una "haka" rotunda interpretada por el presidente de la Comisión, el del Consejo de Europa y el del Parlamento Europeo. Si como homenaje a los All Blacks habláramos en clave de rugby, podríamos sentenciar que Cataluña nunca va a disputar el torneo de las Seis Naciones.

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