Soplan vientos favorables para la reapertura de la autopista del mar entre Gijón y Nantes, como se puso de manifiesto ayer durante el foro del transporte organizado por la patronal Asetra, en el que participaron representantes de la potente naviera Balearia y responsables de las administraciones regional y local.

La naviera con base en Denia, que opera todas sus líneas en el Mediterráneo y en el Caribe, especializada en operar buques de transporte combinado de pasajeros y carga, como los que a diario enlazan Denia o Valencia con Ibiza y Mallorca, parece decidida a una clara apuesta por la línea marítima entre el puerto de El Musel y el francés de Saint Nazaire. Además, la compañía ha sido pionera en el uso de gas licuado como combustible para sus buques, lo que podría facilitar la recepción de ayudas europeas para esta línea.

La puesta en marcha de la primera autopista del mar autorizada en Europa, en el año 2010, supuso para Gijón y para Asturias un éxito sin precedentes. En veinticuatro meses había realizado ya casi seiscientas escalas y movido más de un millón de toneladas de mercancías. Y lo que es más importante, convirtió a la dársena gijonesa en puerto de referencia para la importación y la exportación no sólo de las empresas asturianas, sino también de las del Corredor de la Plata, Castilla y León y norte de Portugal.

Desafortunadamente, en 2104, cuando se acabaron las subvenciones comunitarias que la empresa adjudicataria, la francesa LD-Lines, recibía en compensación, la línea fue clausurada. E infructuosos los esfuerzos posteriores porque otra naviera restableciera el servicio. Tres años después del cierre, parece que la reapertura está más cerca.

Siguen siendo válidos hoy los objetivos que marcaba el tercer Libro Blanco de la Unión Europea para el transporte en los próximos años, en los que se prevé un crecimiento del tráfico de mercancías del ochenta por ciento en el umbral del 2050. Se mantiene intacta la prioridad de transferir a la vía marítima buena parte del transporte por carretera, lo que supone un claro ahorro energético y la reducción de emisiones contaminantes.

Reabrir la autopista del mar es bueno para el Musel y bueno para la economía asturiana. Para el puerto, porque le introduce de nuevo de lleno en el corredor atlántico y le convierte en agente activo de la competitividad del tejido industrial y empresarial de la región; y para las empresas asturianas, porque ayudará a posicionar sus productos en Europa con mayor rapidez y mejores precios. Sin olvidar que ayudaría también a reactivar la Zona de Actividades Logísticas, que ha quedado reducida a un solar inerte donde crece sin control el plumero de la Pampa y que sin autopista del mar parece condenada al fracaso.