Cuando más se alargue este libro, más triste será el epílogo de la etapa de Paco Herrera en el Sporting. La ilusión que generó su llegada se ha transformado en el peor de los sentimientos posibles: indiferencia. Hace tiempo ya que se consumió la fase del enfado, casi al mismo ritmo que la capacidad de sorprenderse con cada decisión del entrenador catalán, a las que cuesta cada vez más encontrar un sentido. Es cierto que Paco Herrera fue a jugarse el cuello en las peores circunstancias, pero también de esto es responsable indirecto desde el momento en qué fue él quien escogió al preparador físico de su confianza. Las bajas, es verdad, asolan al equipo, como lo es también que Paco Herrera contribuye a debilitar aún más al Sporting con decisiones como la suplencia de Scepovic, la ubicación de Borja Viguera en la izquierda o la de un central del filial en el lateral derecho, renunciando a un especialista que ha cumplido con nota en el fútbol de bronce. Si Paco Herrera no es capaz de aplicar la lógica el día en que se juega la cabeza, es que no lo va a hacer nunca.
La mirada se vuelve al palco. El pobre espectáculo que ofrece el Sporting en el campo y la falta de respuesta desde el banquillo obligan a girar la vista hacia el palco de autoridades. En el del Miniestadi faltaba Javier Fernández. La máxima autoridad administrativa era su mano derecha, Javier Fernández. A su lado, Quini. Y en segunda fila, la persona que según aseguran tiene que reconocer que se equivocó, tomar la decisión ahora que aún hay tiempo y buscar un sustituto. Miguel Torrecilla fue testigo directo del pobre espectáculo ofrecido una noche más por el Sporting, que suma dos puntos de los últimos dieciocho; siete de los últimos veintisiete.
Las decisiones, en frío. La sensación a día de hoy es que Paco Herrera tiene muy complicado sentarse en el banquillo del Sporting ante el Tenerife. La única certeza es que, con Javier Fernández y Miguel Torrecilla en el asunto, la decisión no se va a tomar a la ligera. El director deportivo meditará su postura con sus auxiliares y tras valorar el estado de Paco Herrera. Será luego, cuando ya tenga clara su posición, cuando se la transmita a Javier Fernández. El máximo accionista deslizará su postura, pero será Torrecilla quien decida y, también, quien responda por esa decisión.
Otra revolución suicida. Ni siquiera con la soga apretando su cuello, Paco Herrera renunció a su gusto por las alineaciones extrañas. El Sporting jugó ayer con al menos tres futbolistas (Juan Rodríguez, Álex Pérez y Borja Viguera) fuera de sus posiciones naturales y se dio el lujo de prescindir de jugadores determinantes como Scepovic y Rubén García. Paco Herrera introdujo cuatro novedades en el once.
Juan Rodríguez, la oportunidad envenenada. Para el historial particular quedará que Juan Rodríguez tuvo ayer otra oportunidad en el primer equipo. La realidad es que fue un marrón en toda regla. El canterano, que rompió el fuera de juego de Arnáiz en el segundo gol, sufrió de lo lindo en el lateral. Y eso que Gerard López pareció apiadarse y ubicó a Arnaíz por la izquierda, con lo que su pareja de baile fue David Concha, un futbolista que se desempeña mejor por dentro y no un extremo.
Nacho Méndez contra Aleñá. El duelo entre dos chavales de enorme talento lo ganó de largo el azulgrana, seguramente el mayor talento del fútbol español de su edad. Nacho Méndez y Carlos Aleñá están llamados a cruzarse con frecuencia en la élite del fútbol español. El luanquín creció con el partido tras un mal inicio. Quedó tocado tras un fuerte choque de cabeza con Oriol Busquets y despistó la marca en el gol de Aleñá. Luego se fue entonando con el equipo.
Borja Viguera, trending topic. La alineación inicial de Paco Herrera, de nuevo con Borja Viguera como extremo izquierdo, posición para la que no está dotado, causó tanto revuelo en redes sociales que el riojano llegó a ser tendencia a nivel nacional, ocupando el octavo puesto de menciones en España. El Sporting comenzó con Santos de delantero y Viguera a la izquierda. Tras la entrada de Scepovic, Viguera fue segundo punta y Santos se desplazó a la izquierda.
