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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Turismo: mirando hacia el verano

Aunque no podemos competir con el sol y las playas de Levante, el Sur y las Canarias, el turismo no para de crecer en Asturies. Todo tipo de turismo: el del excursionismo de rutas fáciles o difíciles, el de aventura, el cultural, el de la naturaleza, el que frecuenta las casas rurales? Sin embargo, habría algunas cosas que cambiar o mejorar. Especialmente este año en que las varias conmemoraciones a que llama Covadonga supondrán una vigorosa apelación a la visita.

Quizás, ya que acabamos de mencionar el espacio sagrado de la fundación del Reino y de la basílica, sea conveniente empezar por aquí: muchos planes y discurrimientos se han trazado, pero lo poco que se ha ejecutado no ha logrado solventar los atascos multitudinarios en su entorno ni aliviar la incomodidad y el malhumor de los miles de personas que quedan atrapados o han de dar la vuelta.

Aunque se ha mejorado en algo, no existe aún un instrumento que aúne de forma clara, inmediata y eficaz todas las ofertas culturales existentes en Asturies -desde museos a cuevas prehistóricas, pasando por el arte sacro-, y permita a los visitantes disponer de un abanico amplio de opciones y poder realizar sus reservas.

Algunas de las ofertas novedosas de los últimos años han constituido un éxito asombroso, pero alguna también, como la del descenso de los ríos, ha tenido tal éxito que se ha visto envuelta en problemas. En el Sella, en concreto, se ha producido una masificación incontrolable en algunos meses, y abundan iniciativas que carecen de regulación y seguridad, al tiempo que el río y sus aledaños tienen tramos convertidos en poco menos que un basurero.

Tal vez la pesca marítima y el saleo desde barco podrían aumentar su atractivo, ya que la pesca fluvial, por sus limitaciones, no puede ser un activo más importante.

¿Verano, he dicho? Error, pensemos en todo el año.

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