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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Vivito y coleando

Se cuenta que hace unos años un periódico de tirada nacional publicó que el gran actor José Sazatornil, "Saza", había fallecido. La noticia corrió como un reguero de pólvora por emisoras de radio y platós televisivos, dada la fiabilidad del rotativo que adelantó la noticia. Media España lloraba a uno de los mejores secundarios del cine español (la otra media no se enteró porque entonces no existían las redes sociales y los teléfonos no se movían del salón de las casas ni de las oficinas).

Pero no había muerto, fue una noticia sin contrastar, de manera que, a la mañana siguiente, el artista, muy digno y enojado, contactó con la redacción madrileña del diario de marras: "Oiga, soy José Sazatornil y me complace comunicarle que no estoy muerto, sino vivito y coleando, cosa que espero seguir haciendo durante muchos años más".

El pasado domingo, facultativos certificaron la muerte de un preso de la cárcel asturiana que despertó horas después en la morgue, cuando le iban a practicar la autopsia. A lo que parece, sus ronquidos evitaron que lo abrieran en canal. La lectura del suceso le trae a uno inevitablemente a la cabeza la letra de "El muerto vivo", que versionó Peret con éxito de un sucedido real que ocurrió en el departamento de Antioquia, en Colombia.

En su caso, el preso del penal llanerense no estaba muerto ni de parranda, como el tal Blanco Herrera de la rumba catalana, puesto que cumplir condena y que te firmen, sin consentimiento, el certificado de defunción no es situación propicia para el desenfreno. Máxime cuando el forense se afana en afilar el instrumental de casquería en tus mismas narices. Aunque pensándolo bien se trata de motivo suficiente para darse a la bebida y cantarle a los médicos "borriquito como tú".

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