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Joaquín Rábago

Un bufón ególatra en una corte de diletantes y maquinadores

La Casa Blanca de Trump

Un bufón ególatra rodeado, salvo contadas excepciones, de diletantes, maquinadores, cínicos y aprovechados: ésa es la Casa Blanca del presidente más ignorante de la historia de ese país que describe el libro del periodista Michael Wolff.

¿Cómo ha podido llegar hasta el cargo más poderoso del planeta un individuo que presume como un imberbe o un imbécil de tener un botón nuclear más grande que el del impresentable dictador norcoreano? Y sobre todo, ¿a qué grado de degeneración ha llegado el partido republicano de Abraham Lincoln para que semejante personaje triunfara sobre todos sus rivales?

Dejen de distraernos los medios de aquel país con el cuento de que fueron sobre todo las injerencias rusas las que facilitaron su triunfo frente a la favorita de las élites financieras, mediáticas y de Hollywood: una Hillary que hace tiempo dejó atrás el juvenil idealismo de cuando llevaba todavía gafas de gruesos cristales.

El libro que bajo el título "Fire and Fury" ("Fuego y Furia") acaba de publicar Michael Wolff no revela sino lo que todos ya sabíamos del personaje y su singular entorno. La América o, mejor dicho, los Estados Unidos de Donald Trump llevan gobernados desde hace ya un año por una camarilla de multimillonarios diletantes en todo lo que no sea hacer negocios, aun a costa del medio ambiente y ahorrarles impuestos a los ricos, entre los que Donald destaca por su patológica falta de contención y de rubor.

De todos cuantos rodean o han rodeado a Trump el más siniestro, por intrigante, es el ya defenestrado Steve Bannon, quien no dudó en compararse al fanático conspirador "Oliver Cromwell en la corte de los Tudor".

Pero que todo un ministro de Exteriores califique a su jefe de "maldito imbécil"; que el responsable de Finanzas le llame "idiota"; el asesor económico, "tonto de mierda" y el consejero de seguridad nacional, "imbécil" dice mucho del respeto que inspira Trump a los más inteligentes al menos de quienes le rodean. Y, sin embargo, todos parecen dispuestos a seguir sirviendo a ese personaje al que algunos evidentemente desprecian por su ignorancia, su incontinencia tuitera y sus rudos modales mien

tras ése sirva a su vez a sus intereses.

Dicen de Michael Wolff quienes le conocen que es un periodista de pocos escrúpulos, que no se ajusta totalmente a la verdad, que exagera cuando le conviene y que no respeta ninguna confidencia. Él mismo ha declarado a quienes le entrevistaron tras la publicación del libro que muchas de las cosas que cuenta las sabían también muchos de sus colegas que frecuentan la Casa Blanca pero que, a diferencia de éstos, él no ha querido callar. Aunque fuera verdad tan sólo la mitad de lo que revela Wolff en "Fire and Fury", la descripción que hace del caos reinante en la Casa Blanca de Trump no es precisamente como para sosegar a nadie.

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