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Sol y sombra

Un final de traca

Ana Rosa anuncia el fin del esperpento: el procés culmina en Tele 5

Ana Rosa anunció ayer con su scoop el fin del sueño de la republica catalana. De ser así, no cabría mejor desenlace del esperpento que morir en los brazos de un programa televisivo que habitualmente se ocupa de los asuntos relacionados con el corazón y la farándula. Obviamente no es demérito de la popular presentadora, más bien todo lo contrario, pero el escenario, habrá que convenir, resulta muy adecuado para enterrar el procés. Del mismo modo que el futuro no inmediato halagüeño para Puigdemont, si decidiera regresar y ponerse en manos de la justicia, estaría en la mismísima Telecinco como tertuliano de "Sálvame", en compañía de Karmele Merchante, también devota de la Republiqueta, y el resto de la intelectualidad que puebla la telebasura española. Memorias de un payaso, por Charlie Puigdemont.

Prófugo, pendiente de un auto de procesamiento por rebelión, "sacrificado por los suyos", el expresident ha brindado su derrota a la Moncloa, como figura en los mensajes a Comín captados seguramente no por azar. Tanto Comín como Puigdemont intentan ahora explicarse, más bien resumirse, en el delito del descubrimiento de secretos, pero a casi nadie le parece descabellado pensar que el primero de ellos se la jugó al segundo.

En los mensajes que divulgó Ana Rosa, Puigdemont admite el "ridículo histórico" del procés, que ha acabado por tragar a sus hijos. Reconocerlo es volver a la realidad, lo cual lejos de resultar tranquilizador proyecta sobre nuestro hombre la versión que más le encaja: la del caradura irresponsable que a pesar de saber donde se metía ha conducido a Cataluña hacia el abismo. Un final, si efectivamente es así, de traca.

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