Lo ha vuelto a hacer. Que el poder desgasta es cosa sabida, y ese desgaste hace comprensible que un gobernante necesite un poco de esparcimiento. Rajoy baila una famosa canción de Raphael y te preguntas si esos lapsus de privacidad, si esos descansos del peso de la púrpura tienen un coste electoral. Los votantes penalizan lo que no les gusta. Esa gente que se va del PP a Ciudadanos ¿escuchará otras músicas? ¿Habrá votantes del PP más en la línea, un suponer, de Jimi Hendrix? A Ciudadanos también se va, dicen los papeles, gente de otros partidos. ¿Del PSOE también? ¿Justo cuando sus líderes pensaban en la letra pequeña de la plurinacionalidad? Cuánto castigo. Mientras Rajoy persiste en su lealtad a una canción, Sergio Ramos, de cuyo vanguardismo imparable ya ha dado uno aquí varios avisos, alegra las llamadas redes sociales con imágenes de sí mismo vestido de colores. Es inevitable perder el ritmo de los tiempos y no saber qué se está cociendo en las tendencias de la modernidad. Acabas por desinformarte. Y Ramos tiene la generosidad de instruirnos. La audacia de sus looks virtuales es una muestra de por dónde van las tendencias estéticas de nuestro país. ¿Se habían asustado ustedes pensando que la nota media la ponen los modelos de los Goya? Pues no. No estamos en límites tan alarmantes. Hay más arte en España. La pluralidad del Reino la deja Ramos en evidencia con su declaración de lo que es un gusto personal. La estética se decide en el Bernabéu. (En el Camp Nou no se decide nada, ni se va a decidir: el Camp Nou es un curso acelerado de realismo capitalista y de adaptación al medio). Y Rajoy baila una canción famosa. ¿Y quién más sonó esa noche? ¿Algún DJ tuvo el detalle de incluir a "Abba"? Suecia es un país puntero en muchas cosas, su grupo más histórico no merece quedar desatendido en ninguna boda que se precie. ¿Sonó "Abba"? ¿Sonó "Waterloo", que tiene todos los méritos para ser la canción de moda? Esto no es asunto opinable, esto está en la letra del hit. Traté de contenerte pero tú fuiste más fuerte. Oh yeah. Y ahora parece que mi única posibilidad es abandonar la lucha. Eso dice ese pedazo de canción protesta que no sabe uno si está sonando todo el día en TV3. ¿No? Inconcebible. ¿En qué está pensando esa gente? "Abba" profetizó nuestra Historia. Pero en la boda en la que baila Rajoy sonó "Mi gran coche". Ah, lo del Getafe. Menos mal que seguimos viendo en el deporte rey ejemplos saludables de cómo los pequeños saben hacer frente a los grandes. Waterloo, fui derrotado, ganaste la guerra. Waterloo, prometo amarte para siempre. Eso dice la canción. (Como letra para empezar la ceremonia de una boda también queda, no me lo nieguen, apropiada a más no poder) "Abba": unos grandes. Cuanto olvido injusto.
