Pasan los años, se suceden cíclicamente las polémicas ciudadanas acerca de la procedencia de las manchas de carbón que cada cierto tiempo tiñen de negro tramos del arenal de San Lorenzo y se vuelve a repetir el debate sobre si la playa necesita aportes de árido como consecuencia de las pérdidas de arena ocasionadas por las obras de ampliación de El Musel. Ha vuelto a ocurrir el pasado mes, cuando el domingo 18 de febrero una enorme mancha oscura se dejó ver durante la bajamar a la altura de la escalera dos. Las autoridades locales respondieron a la alarma popular con una decisión también recurrente: encargar un nuevo informe técnico a la Universidad de Oviedo.

"Existen pocas playas en el mundo cuyo comportamiento y evolución haya sido analizado con tanto grado de detalle como la playa de San Lorenzo desde 2001", según rezaba un informe de la Autoridad Portuaria una década después. El BOE del 24 de enero de 2004 publicaba la declaración de impacto ambiental del macroproyecto portuario, que establecía la necesidad de cuantificar las aportaciones de arena que habría que realizar para compensar la pérdida de áridos que se utilizaron en los rellenos de las polémicas obras de El Musel.

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre si resulta necesario regenerar el arenal, que si bien en la actualidad goza de un buen aspecto, en años anteriores mostraba una imagen descarnada, sobre todo tras los temporales de 2013 y 2014. Desde el Observatorio de la Playa, los técnicos aseguran que no hace falta, en este momento, realizar aportaciones en San Lorenzo y que la obra portuaria no ha variado la dinámica litoral. Otros especialistas aseguran, sin embargo, que la pérdida de arena se ha recrudecido en los últimos años. Y apuestan por recuperar la anchura de playa perdida en superficie de arena seca en pleamar con el vertido de nueva arena, como se hizo en La Coruña, sin que esa acción provocara un cataclismo local.

Por si la situación no fuera enrevesada, acaba de conocerse también que nuevos sondeos realizados en el litoral gijonés y en Rodiles el pasado diciembre han resultado positivos en el hallazgo de arena que, a falta de los análisis de granulometría y composición, podría ser apta para realizar reposiciones en San Lorenzo, si fuera necesario. Hace unos años, otra campaña de sondeos certificó que no existía, en aguas litorales de Gijón, arena idéntica a la de la playa de referencia. ¿En qué quedamos? Los ciudadanos se preguntan además a cuánto ha ascendido el gasto ocasionado en los últimos años por esta ceremonia de la confusión de análisis.

Las administraciones implicadas deben decidir, de una vez, si San Lorenzo necesita reponer arena o si la dinámica de la playa recomienda dejarla como está. Sea cual sea la recomendación de los técnicos, el Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria y la Demarcación de Costas han de actuar con lealtad institucional y transparencia, dada la sensibilidad local ante cualquier actuación relacionada con el principal referente turístico de Gijón.