La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alberto Menéndez

Cuestión de ganas

El Oviedo logró ayer los tres puntos ante el Granada en el Carlos Tartiere porque creyó más en sus posibilidades que los andaluces. Fue lo suyo una cuestión de ganas, siendo conscientes los jugadores azules que un nuevo traspié en casa los alejaría preocupantemente de los puestos de privilegio. Lo importante era la victoria, y con mucho, pero que mucho sufrimiento, los discípulos de Anquela sacaron adelante la papeleta después de cinco jornadas sin ganar.

Jugar lo que se dice jugar jugaron muy poco los oviedistas en el primer tiempo, lo que no hacía presagiar nada bueno. De no ser por un grave error del portero granadino, el experimentado Javi Varas, se hubieran ido en desventaja a los vestuarios tras unos 45 minutos para el olvido, en los que los pupilos de José Luis Oltra dominaron con claridad todas las facetas del juego. Y este primer gol, de Forlín, fue sin lugar a dudas el acicate que necesitaban y les sirvió a los oviedistas para salir en la segunda parte con una marcha más, adelantando sus líneas, aunque la verdad es que sin desarrollar un fútbol vistoso. Ni mucho menos. El Granada siguió siendo el dominador del balón. Pero a diferencia de lo acaecido en la primera fase los de Anquela se mostraron en la reanudación mucho más firmes, más sólidos, del centro del campo para atrás, cerrando bien los espacios, sobre todo tras el gol del canterano Steven en la primera pelota que tocaba tras sustituir a Fabbrini.

El Oviedo quizá pusiera más interés que el Granada, pero lo que es seguro es que no puso más juego. En todo caso, la victoria debería servir para iniciar un cambio de ciclo, para pasar de la agonía por la falta de triunfos a la esperanza por una nueva racha de resultados positivos. Pero eso no será posible si los de Anquela no mejoran considerablemente su fútbol. Con lo visto ayer no basta. Así de claro.

Que la mejor arma del Oviedo -la única en muchas fases del encuentro de ayer- sean las jugadas a balón parado, los excelentes centros de Saúl Berjón para los buenos cabeceadores azules, dice mucho de la falta de ideas del equipo. Que por otro lado, por ejemplo, Fabbrini o Aarón Ñíguez apenas mostraran sus cualidades, que, teóricamente, son muchas, es una muestra más de que algo no va bien.

Es cierto que al equipo de la capital del Principado le faltaba una referencia en la punta del ataque, ausentes Toché y Linares por sanción. Y que quizá, como se demostró después, hubiera sido más apropiado alinear desde el principado a Steven. Pero da igual, con él o sin él, o con cualquiera de los otros dos delanteros centro, al equipo azul hace ya tiempo que le falta fluidez. Y posiblemente ello tenga que ver con la falta de confianza, que sí tenían los jugadores oviedistas hasta que llegaron y cayeron en Cádiz después de un grave error arbitral, confianza que desde entonces perdieron y que es indispensable que recuperen para volver a dar la sensación de conjunto fiable, de conjunto como aquel que a punto estuvo de colocarse segundo en la clasificación. No va a ser fácil. Anquela no se cansa de repetirlo, pero es posible, y eso es lo que realmente importa a la afición. Es cuestión de que los jugadores se lo crean y arriesguen para conseguirlo.

Compartir el artículo

stats