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Alberto Menéndez

División energética en el PSOE

El malestar del Gobierno asturiano con la dirección federal socialista

Tal como están las cosas no parece que pueda haber vuelta atrás en las malas relaciones políticas y personales entre el presidente del Principado, Javier Fernández, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Uno y otro no comparten el modelo de partido, pero es que, además, discrepan profundamente en temas capitales para Asturias, como puede ser el trato que se debe dar al carbón y a las centrales térmicas de la región, la cual se juega mucho en este envite.

La política energética del PSOE la diseña en estos momentos su presidenta, la exministra de Medio Ambiente Cristina Narbona, que nunca fue, y menos ahora, partidaria del carbón ni de las centrales térmicas a las que nutre. Pueden vestirlo como quieran en la Federación Socialista Asturiana, pero ésa es la realidad. Como lo es que la mano derecha de Narbona en la ejecutiva socialista sea el exalcalde de Lena Hugo Morán, actualmente secretario de área del partido para la Transición Ecológica de la Economía. De ellos surgieron probablemente los nombres que deberían formar parte del llamado Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía, consejo de expertos que ha elaborado un informe para el PSOE que aboga por cerrar todas las centrales térmicas de carbón antes de 2025, cuando el plazo dado por la Unión Europea es mucho más flexible: el año 2050.

Asturias es una región muy vulnerable a las decisiones rupturistas y, por lo tanto, a los plazos en los que se decida afrontar los mandatos comunitarios para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2, gas causante principal del cambio climático); porque ello, además de ser la liquidación definitiva del sector minero, supondría una subida de los precios eléctricos (según opinión mayoritaria de los expertos, no para los socialistas) que amenazaría la competitividad de las industrias básicas de la región (Arcelor, Alcoa y Azsa entre otras).

El Gobierno asturiano está muy molesto con la dirección federal socialista (y de rebote con la de la FSA), que es conocedora desde hace tiempo de sus planteamientos y que aun así no los tiene para nada en cuenta, aunque de puertas afuera Pedro Sánchez alardee de defender los intereses de las cuencas mineras y de sus centrales térmicas. El Ejecutivo de Javier Fernández plantea una "transición gradual y equilibrada" que reduzca los riesgos para la industria y su impacto en el territorio regional. Sólo eso. El PSOE, no.

No es sólo el Gobierno del Principado el que descalifica el informe de los expertos del PSOE, el portavoz de IU en la Junta General, Gaspar Llamazares, considera (no es por cierto el criterio de los responsables nacionales de la coalición ni el de los de Podemos) que lo que proponen desde la dirección nacional socialista llevaría a una crisis industrial inasumible en la comunidad autónoma.

Pedir en este momento un pacto por la energía -como hizo Pedro Sánchez el miércoles en Oviedo- es una generalidad carente de sentido cuando ya hay un informe de expertos socialistas muy concreto y que, en gran medida, perjudica a Asturias. También solicita el líder del PSOE que el carbón sea reserva estratégica. Habría que preguntarle, ¿para qué?

A todo esto el Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA) apoya sin reservas las políticas de la ejecutiva de Pedro Sánchez. Es evidente que algo no cuadra. Por ejemplo, alguien debería explicar quién defendía los intereses de la minería del carbón y de Asturias en el Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía. Es cierto que no hay vuelta atrás, porque así lo manda la UE y la lógica económica y política, pero de lo que se trata es de acomodar los plazos a las necesidades de determinadas autonomías como la asturiana. Y vender humo como que no está muy bien visto, aunque por lo que parece hay gente que aún lo sigue comprando.

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