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Las Asturias

La intensa disparidad del Principado, un factor a tener muy presente a la hora de diseñar las políticas regionales

A lo largo del tiempo el significado de Asturias ha ido cambiando. Primero fue el gran territorio que los romanos diferenciaban en Asturias trasmontana y Asturias cismontana, que se extendía más allá de la cordillera Cantábrica por tierras de León, el norte de Zamora, partes de Orense y se adentraba en Portugal. De su capital, Asturica Augusta -Astorga- partían los caminos que debían atravesar los puertos de montaña para llegar a la costa de la Asturias trasmontana. Según se recoge en la "Monografía de Asturias", escrita por Félix de Aramburu en 1899, en aquella época, el famoso Plinio aseguraba que los astures (cismontanos y trasmontanos) constituían 22 pueblos que se organizaban en clanes y tribus, y que sumaban un total de 244.000 hombres libres. Plinio cita los nombres de cigurros, pésicos, cancienses y zoelas. A estos nombres, Ptolomeo añadía el de brigecios, bedones, orniacos, lungones, soelinos, superacios, amacos y tiburos. Otros documentos posteriores agregan los de avolgigos, visaligos, cabruagénigos y corocos.

Después de la caída del imperio romano, Asturias se repliega a lo que es -más o menos- el territorio actual y, a lo largo de muchos siglos, la región estuvo dominada por un régimen feudal en donde los grandes propietarios de la tierra pasaron a ser la Iglesia y los nobles. Durante todo ese período la organización política de la región estuvo estructurada en concejos de realengo, concejos de abadengo, cotos y señoríos eclesiásticos y seculares. Así, a mediados del siglo XVI, un interesante trabajo de María Ángeles Faya contabiliza 59 enclaves dependientes de instituciones eclesiásticas con unos 9.000 vecinos, que representaban un quinto de la población asturiana de aquel momento, que se estimaba en 45.000 vecinos. A ello habría que añadir unos 47 cotos pertenecientes a señoríos laicos, normalmente de extensión reducida, que sumados a los eclesiásticos, suponía que el 30 por ciento del territorio asturiano dependía de forma directa del régimen señorial. Porcentaje de los más bajos de España y que contrastaba con el 90 por ciento de la vecina Galicia.

La desvinculación de los señoríos eclesiásticos la inicia Felipe II después de la suspensión de pagos de 1575 y fue un largo proceso que se extendió hasta el siglo XIX. Todavía en 1826 se agregaron 84 cotos señoriales a 30 concejos asturianos. Desde la segunda mitad del siglo XIX, Asturias ya se organiza en 79 concejos, y con la agregación en 1924 del pequeño concejo de Leitariegos al de Cangas del Narcea, pasa a estar formada por los 78 concejos actuales.

Todo este proceso histórico y las singulares condiciones orográficas de la región, junto con los intensos cambios en la actividad económica desencadenados por la revolución industrial, han ido configurando diversas Asturias que, como decía Ortega y Gasset, sería muy trabajoso contarlas. Para simplificar, en los párrafos siguientes me limito a contabilizar algunas de las diferencias que se registran entre las tres zonas en las que se divide Asturias a efectos de los procesos electorales.

Si se toma como referencia simplemente el territorio, los 32 concejos que componen el Occidente representan el 49 por ciento de la superficie regional, los 29 concejos del Centro suman el 29 por ciento y los 17 concejos de Oriente significan el 22 por ciento. Sin embargo, si atendemos a la distribución de la población, las cifras cambian radicalmente: el Centro acapara el 82 por ciento de los habitantes, mientras que el 18 por ciento restante se reparte entre un 11 por ciento del Occidente y un 7 por ciento del Oriente. A lo largo del siglo XX los cambios en la localización de la población asturiana han sido espectaculares. Sirvan dos ejemplos como muestra: en 1900, el concejo de Valdés tenía el doble de habitantes que el de Avilés y la población del concejo de Oviedo -el más poblado entonces- escasamente duplicaba a la de Tineo.

Si la comparación se centra en tres indicadores agrarios, los resultados son bien distintos. Las más de 400.000 cabezas de vacuno que se registraban en 2016 se distribuían de la forma siguiente: el Occidente acaparaba el 48 por ciento de la cabaña regional, el Centro el 28 por ciento y el Oriente el 24 por ciento.

Un cambio espectacular es el experimentado en las últimas tres décadas en la localización de la producción de leche. En 1987, las 32.000 explotaciones existentes entregaban 586 millones de litros de leche que se repartían de la forma siguiente: el 53 por ciento se recogía en el Occidente, el 26 por ciento en el Centro y el 21 por ciento en el Oriente. En el año 2016 -última fecha de vigencia de las cuotas lecheras-, sólo quedaban 2.200 ganaderos que entregaban leche y su producción ascendía a 564 millones de litros, de los que el 70 por ciento era recogido en los concejos del Occidente, el 18 por ciento se producía en el Centro y el 12 por ciento se entregaba en la zona oriental.

La tercera variable agraria que se compara es la superficie de los llamados "comunales" (montes de propiedad colectiva), que suman algo más de 500.000 hectáreas, la mayoría de las cuales se encuentran en un alto grado de infrautilización desde la perspectiva de su potencial productivo. Pues bien, el 51 por ciento de este tipo de superficies se localiza en la zona occidental de Asturias, el 25 por ciento en el área oriental y el 24 por ciento en el centro de la región.

Para cerrar estas comparaciones interzonales, en el cuadro adjunto se recoge la distribución espacial de la producción y el empleo, variables que presentan unos resultados bastante similares. El Producto Interior Bruto (PIB) que suman los concejos del Centro representa el 85 por ciento del total generado en la región, mientras que el Occidente y el Oriente sólo suman conjuntamente el 15 por ciento restante.

A lo largo de los párrafos anteriores se han presentado -de forma muy esquemática- algunas de las disparidades que registran las distintas zonas de Asturias, que son mucho mas intensas si se descendiese a nivel municipal. Asturias es una región plural y estas diferencias y singularidades deberían estar muy presentes en las agendas políticas y en los debates de la Junta General.

Acabo estas notas recordando una descripción de la región que figuraba en la "Guía civil, militar y eclesiástica de la provincia de Asturias", escrita en 1878 por Rogelio Jove y Bravo y reproducida posteriormente en la "Guía General del Viajero" de Fermín Canella y Octavio Bellmunt, publicada en 1899: Asturias tiene de Este a Oeste una longitud de 209 kilómetros y su anchura es extremadamente variable, alcanzando un máximo de 154 kilómetros desde el pico Miravalles, en Ibias, a la Punta Engaramada, en Navia, y un mínimo de 26 kilómetros desde la Sierra de Veyabes, en Peñamellera, y Poúa, en Ribadedeva. Y añado: con frecuencia se olvida que Asturias se va ensanchando a medida que se avanza hacia el Occidente y esa cuestión debería de ser una variable importante en la elaboración de las políticas regionales.

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