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Covadonga Jiménez

Las elevadas exigencias para promocionar en las plantillas universitarias | Análisis

Covadonga Jiménez

Ni Dios sería hoy catedrático

Las condiciones laborales en las que el profesorado universitario en España viene desarrollando su labor no han dejado de deteriorarse progresivamente desde hace años. La crisis económica ha supuesto un aumento espectacular de la precarización en la contratación de profesorado, pudiendo encontrar algunos que imparten docencia a tiempo completo, y además desarrollan labores investigadoras, por algo menos de 1.000 euros al mes. Así comienza la petición de un profesor de la Universidad de Sevilla dirigida a la Agencia Nacional de Evaluación y para la Acreditación (ANECA) para que retire los nuevos criterios de acreditación de los cuerpos docentes universitarios. Cuenta este profesor que los requisitos fijados ahora son bastante exigentes, pues ya dejan prefijado quién puede y quién no, posteriormente, presentarse a una oposición y optar a una plaza. Quienes se quejan de esa normativa piden avanzar hacia criterios más razonables, coherentes y al alcance de cualquier profesor que desarrolle con dignidad y de forma satisfactoria su labor docente e investigadora.

Como ejemplo, un docente que quiera acreditarse como catedrático en el área de Física se le solicitan 50 artículos en revistas con JCR (Journal Citation Reports), el indicador de calidad más conocido y el más valorado por los organismos de evaluación de la actividad investigadora. Y como méritos obligatorios se añaden, al menos, once años de experiencia docente universitaria, con grado de doctor a tiempo completo (o su equivalencia) y un total de 1.300 horas impartidas, de las cuales al menos el 50% deberán ser teóricas. ¿Por qué once años? Esa docencia se puede impartir en siete u ocho años. Las 1.300 horas, aseguran en círculos académicos, son un criterio razonable, el límite temporal no.

Los representantes sindicales ya pusieron el grito en el cielo meses atrás, cuando se conoció la nueva forma de evaluación del profesorado. A su juicio, el apartado de investigación tiene un nivel de exigencia "desproporcionado". Prácticamente se necesita un 50% más de méritos que con el sistema anterior. Y citan, por ejemplo, la exigencia en artículos en JCR. También resulta muy difícil conseguir, según los sindicatos, las exigencias respecto a dirección de un número de tesis o el requisito de ser investigador principal durante al menos seis años. La acreditación de investigación tipo A para titular de Universidad es de tal naturaleza que en algunas áreas resulta inalcanzable, advierten los representantes sindicales, salvo que sean profesores de investigación del CSIC. Sirva como ejemplo el caso del físico alemán Albert Einstein. Cuando alcanzó el máximo nivel en la escala universitaria, en torno a 1910, acumulaba 25 artículos, por lo que no llegaba ni a la mitad de los que se exigen ahora en el área de Física y Química: 50.

En la actualidad, la media para alcanzar una plaza de titular de Universidad (contrato laboral indefinido a tiempo completo con uno o dos sexenios de investigación cumplidos), que es el paso previo a la cátedra (contrato laboral indefinido a tiempo completo con tres o cuatro sexenios de investigación cumplidos), se encuentra en torno a los 35 años y el ascenso a catedrático no llega, en ningún caso, antes de los 53 años, según los datos que manejan varias universidades.

El juez José Ramón Chaves, magistrado especialista de lo contencioso-administrativo, ironiza en su blog "delajusticia.com", sobre las razones por las que ni Dios podría ser hoy catedrático. Dados los derroteros de la Universidad pública, la legislación en materia académica y la jurisprudencia sobre la autonomía universitaria, libertad de cátedra y reclutamiento de profesorado, Chaves bromea sobre la falta de liderazgo grupal del líder espiritual y la existencia de una única gran publicación en su haber como principales méritos si quisiera progresar en la carrera académica. Sea como fuere, el "calvario" de la acreditación supone para muchos entrar en una nueva etapa de incertidumbre.

La valoración de investigación, docencia, transferencia, experiencia profesional y experiencia en gestión resulta excesiva ahora a ojos de algunos docentes. Sin embargo, los expertos de la Agencia Nacional de Evaluación y para la Acreditación (ANECA) sostienen que los "nobeles" no vienen a la Universidad española no por los altos requisitos que se les exigen para acreditarse, sino por las condiciones que se les ofrecen, "porque no se les puede dotar de los medios económicos y los equipos necesarios", sostiene un destacado catedrático integrado en el comité asesor de la ANECA para definir las nuevas exigencias para el profesorado universitario. Sobre el procedimiento actual para la progresión en la carrera académica, aseguran los integrantes del comité asesor nombrado por la ANECA que de los mil expedientes que había al inicio de noviembre para optar a la acreditación, éstos se han ido resolviendo en su mayoría a lo largo de estos meses. "Se está avanzando", confirman los integrantes de esa comisión, quienes confían en que se abandone la tendencia de nutrir las plantillas de falsos asociados. "Lo que necesita la Universidad son más medios y rejuvenecer sus plantillas", concluyen los expertos.

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