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Ingeniero industrial jubilado

La ingeniería tiene que recuperar el sentido de la realidad

Las nuevas profesiones necesarias para afrontar los retos del mundo digital

Las profesiones en la actualidad están de enhorabuena. Nunca se ha producido una revolución industrial guiada por tal cantidad de novedades tecnológicas emergentes. Destacan las que acompañan a nuevos materiales, nuevas tecnologías de generación eléctrica, las de economía circular que velan por las condiciones del clima, las que emanan de la civilización digital y sin olvidar las nuevas reglas de la economía financiera.

De esta forma surgen innumerables oportunidades para la mejora en los sistemas productivos, sea para la mejora en las empresas o para abordar iniciativas de emprendimiento, así como para los jóvenes a la hora de elegir sus estudios.

Pero todo esto no discurre por su cuenta y riesgo, sino que necesita del esfuerzo de todos, siendo una oportunidad y a la vez una amenaza para las autoridades competentes que son las que tienen que encaminarlo bajo su responsabilidad y su sentido del deber; administración, universidades, centros tecnológicos, instituciones empresariales y también los colegios profesionales, aunque de momento sean los menos implicados pero que deberán pasar lo antes posible a ser grandes protagonistas, por ser su principal función el velar por la calidad y seguridad del ejercicio de los profesionales.

Con tantos nuevos títulos, sobre todo en el campo industrial, no es de extrañar que estemos asistiendo a noticias resultantes de los debates sobre qué entidades deben de ser las que acojan a los profesionales para velar por su profesión y por mantener la vigencia de sus competencias futuras. Esto es consecuencia de que la administración no acaba de mojarse y resolver estas cuestiones desde hace mucho tiempo planteadas, tanto en el súper manejado proyecto de ley de servicios y colegios profesionales, como a través de atender los mandatos de las directivas europeas que le exigen la puesta al día de las profesiones reguladas a salud de la ley sobre el reconocimiento de cualificaciones profesionales. Supongo que esperan que otros se lo resuelvan.

Como ya mencionamos, en la industria hay muchos profesionales con distintos títulos y variedad de especialidades, lo cual se va multiplicando con los resultados que surgen de la aplicación de Bolonia, pero todos sometidos al bombardeo del mismo mensaje de lo imprescindible de aplicar I+D si se quiere garantizar el futuro de las empresas.

Sabemos por tanto cómo conducirnos para lograr las bondades que anuncia la reindustrialización y el necesario nuevo modelo industrial y que en las actuales circunstancias ello será imposible, sin una importante colaboración entre las autoridades competentes, cosa no fácil de conseguir como lo demuestra el que ni siquiera es posible lograrlo entre los que tienen idéntica misión, como los colegios profesionales en su función de ser garante del ejercicio de la profesión y por tanto de dar preferencia a todo lo nuevo y bueno que tenemos por delante.

Indudablemente la ingeniería tiene que estar implicada, y de hecho, y por primera vez, la Agenda Digital para España aprobó la resolución de 6 de noviembre de 2017 mediante la cual hace una llamada a la intervención de los colegios profesionales y asociaciones para potenciar el desarrollo de la transformación digital en las pequeñas y medianas empresas.

Pero independiente del método que se aplique para intentar llevar tecnología e innovación a la empresa, siempre es necesario aplicar talento que sea capaz de analizar, evaluar y decidir cómo afecta el proceso a cada sector de la empresa.

Esto nos pone en la coyuntura de que no estamos únicamente necesitando habilitadores de tecnologías o de financiación, también de profesionales capaces de conocer las características de los distintos sectores de la empresa que generan valor; equipos, gestión de producción, gestión de mantenimiento, energía, medio ambiente, logística, comercial, finanzas, contabilidad, gestión de recursos humanos, etc.

Si a profesionales con estas capacidades adquiridas, somos capaces de añadirles otros valores y actitudes, como el conocimiento en la aplicación de las nuevas tecnologías, la disciplina para generar creatividad y actitudes positivas frente al cambio, disponemos del talento necesario para tener éxito en la misión de generar el futuro de la empresa.

Convendremos en que es principalmente del campo de la ingeniería donde encontraremos la materia prima adecuada para estos fines, en concreto las ingenierías que tienen su base académica en el conjunto de las tecnologías convencionales que conformaban el mundo de las anteriores revoluciones industriales. Tenemos que, de momento, centrarnos por tanto en acudir a edificar las nuevas competencias sobre estos profesionales que ya están ejerciendo, los egresados con ambición de tirar del futuro y por supuesto en los que están fuera de nuestras fronteras y experimentados ya en aplicaciones y que estén dispuestos a retornar.

Según esto tenemos la materia prima adecuada, conocemos de lo que tienen que dotarse para tener el talento necesario, por tanto hagámoslo y démosles a las empresas esos líderes que les van a dotar de la tecnología digital y de la innovación necesaria para garantizar su futuro.

A qué esperamos para planificar el conjunto de acciones necesarias entre administración, colegios profesionales, universidades, centros tecnológicos, habilitadores y facilitadores para arrancar pronto y decididamente en esta dirección. Que conste que debemos de admitir que se están haciendo muchas cosas, pero no con la colaboración necesaria para seguir el patrón definido de forma que consigamos el éxito del que según parece vamos escasos.

Con esto creo que ya hemos justificado el significado del título de este artículo. No obstante vamos a mencionar algunos conceptos básicos, como principales pilares de actuación:

-Generar la necesidad de establecer una estrategia empresarial.

-Desarrollar competencias digitales en directivos y trabajadores.

-Desarrollo de tecnologías habilitadoras.

-Conseguir apoyos financieros.

Todo lo ya comentado nos induce a la gran importancia del segundo de los pilares, y ello no se resuelve solamente creando nuevos títulos universitarios que aparecen como gran solución, solo con sus competencias académicas. En primer lugar porque aunque fuera cierto pasará más de un quinquenio antes de que estén a disposición de las empresas, y en segundo lugar porque para esta misión no podemos prescindir de las tecnologías que, como ya hemos dicho, hicieron posible las anteriores revoluciones industriales. Nos tenemos imprescindiblemente que basar en crear nuevos conocimientos sobre ellas, en ser prácticos, saber elegir las tecnologías a complementar y en definir la forma más conveniente de hacerlo.

Esta es la realidad que proponemos aborden con urgencia las ingenierías que hicieron bien las cosas hasta el presente y que no tienen por qué tirar la toalla de continuar haciéndolo.

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