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Pablo González

El chiste de la Liga

La apuesta de los grandes por Europa en lugar de por el campeonato doméstico

En la autodenominada mejor Liga del mundo, el campeón lo ha sido este año muchas jornadas antes de que lo dijeran las matemáticas. Probablemente el Barça cierre el curso con una única derrota en su casillero tras la siesta que se alargó demasiado en el Ciudad de Valencia ante el Levante después de un ejercicio casi sin mácula, al margen de la pifia en Roma que llevo a los culés a uno de los mayores ridículos de los últimos años. El otro aspirante al título liguero, el Real Madrid, parece que ha decidido hace tiempo que no está para jugar los campeonatos domésticos, que lo suyo es Europa. Los de Zidane ya hace meses que saben que hay dos notas posibles para calificar su año: nefasto o histórico. Todo depende de lo que hagan en la final de la Liga de Campeones en Kiev, la tercera consecutiva, algo que no ha hecho ningún otro equipo en el continente hasta la fecha.

Para los blancos lo demás es un mal necesario. Necesitan la Liga para asegurar una plaza en el torneo de los torneos, no vaya a ser que un año no lo ganen y la oscuridad, la nada de "La historia interminable" de Michael Ende, lo engulla todo y se produzca un drama nacional. Poco importa ya hasta el subcampeonato, no hace mucho premio de consolación en años en los que el dominio Madrid-Barça, Barça-Madrid sufría alguna fisura y se colaba algún aspirante que, incluso, se llevaba el premio gordo.

De la Copa mejor ni hablar. Los blancos la dejan para que sus finales se conviertan en un referéndum popular -cercano al voto de los forofos en Eurovisión- sobre el himno patrio. Es lo que hay cuando quedar segundo en la Liga tiene el mismo valor que cuarto -salvo las soldadas que reparte el "Tebarato"- y ya no se sabe a qué da derecho ganar la Copa.

La cosita se encamina poco a poco a una Liga europea. Llegará cuando Florentino, la familia Agnelli, el dinero catarí, los rusos de la Premier y los chinos que controlan equipos en medio mundo se pongan de acuerdo. Eso sí, siempre con el permiso de la UEFA. Para los demás quedará entonces la competición casera.

Ahora, y hasta la llegada del Mundial, la diversión está en Segunda y comprobar de qué van a ser capaces los equipos asturianos. El Sporting se aferra a ganar lo que le queda y que los demás patinen. En esa pelea, la Mareona iba a "reforzar" al Lugo en el vital partido que el Huesca jugará en el Anxo Carro el próximo lunes a gastos pagos. Pero hubo coitus interruptus. El Oviedo tiene que hacer más números para alcanzar el play-off, pero a su favor tiene un calendario asequible que se cierra en el Tartiere con un partido ante el Huesca. Los oscenses quieren llegar a Oviedo con el ascenso en el zurrón y darse una vuelta por Gascona a tomar unos culetes. Será el día en el que se sabrá si hay o no tragedia regional en forma de play-off. Aunque las verdaderas tragedias son otras. La de Pelayo Novo parece que, poco a poco, se acaba. Lo demás sólo es un chiste. Como el de la Liga.

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