El Barça B, un filial que está en descenso a tres jornadas del final, se ha ganado a pulso ser la bestia negra del Sporting esta temporada. En la primera vuelta, la derrota de los rojiblancos en el Mini Estadi acabó con la destitución de Paco Herrera. Y, en la segunda, la victoria blaugrana en El Molinón ha desembocado en la mayor crisis de la etapa de Baraja en el banquillo. Seis puntos que han volado ante el equipo más tierno de la categoría, con permiso del Sevilla Atlético. Quién los cogiera.
Lo más preocupante es que las sensaciones en ambos partidos, el de Barcelona y el de Gijón, fueron muy similares, con media competición de por medio. El peor Sporting reapareció en el peor momento. Falló la presión en la salida de balón del rival (unos chavales que tocan y tocan hasta aburrir, de forma literal) y se dejó espacio para pensar a los jugadores más creativos. Además, con Jony a medio gas todo es más difícil.
Habrá que concluir que, a estas alturas, las piernas tiemblan y no sólo al Sporting, a tenor de lo visto en Vallecas y Huesca. Y también habrá que decir que este equipo ha demostrado que es capaz de lo mejor, después de que todos le dieran por desahuciado allá por febrero. El partido ante el Tenerife es el último tren para un ascenso directo que está cuesta arriba, pero en absoluto imposible. Y, en caso de que no salgan bien las cosas, hay un mes por delante para pensar en "modo promoción".
