Acabamos de enterarnos, como consecuencia del "color chocolatoso" del litoral de San Lorenzo, donde huele a cloaca que alimenta y se ven flotar detritos y porquerías, que el Circo del Sol no visitará Gijón el próximo año por la previsión del inicio de las obras del pozo de tormentas del parque de los Hermanos Castro, que aún está por adjudicar. Una instalación que, a juicio de los técnicos municipales, pondrá fin al problema desatado este fin de semana, cuando las fuertes lluvias del sábado arrastraron al mar depósitos de inmundicia - "tapones de grasa", según la terminología políticamente correcta- procedentes de los colectores.
El Circo del Sol siempre tuvo buena acogida en esta ciudad, que ha visitado en unas cuantas y exitosas ocasiones. Tanto es así que la anterior alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, propuso que en Gijón tuviera la célebre "troupe" de acróbatas una sede temporal, a la que pudiera acudir cada cierto tiempo. Esa propuesta quedó en agua de borrajas y se la llevaron los colectores, mar adentro, como las aguas fecales de estos días de marejada municipal.
La oposición ha aprovechado el equilibrismo circense de los surferos sorteando deyecciones litorales para sacudir estopa al gobierno local a cuenta del retraso en el demandado pozo de tormentas, que acumula ya unos años de retraso. Puede que a Foro, que ahora está a otras cosas, le llueva una tormenta por culpa del pozo de marras.
Bolazos a la cara le van a llover al concejal delegado del área desde la barraca política gijonesa de esta semana de pan y circo. Y no es lo mismo que te arrojen a la jeta un merengue de nata a que te disparen una boñiga.
