A Rajoy, acogotado por los reos de "Gürtel" y abandonado a la suerte incierta de una moción de censura, se le acaban las amistades y las que le quedan se le vuelven peligrosas. Con el PP rodeado de fuego enemigo y de artillería amiga que dispara desde dentro al último de Filipinas, al defensor del Simancas, al presidente del Gobierno no le aguarda más apoyo que la propia familia. Le queda una prima, pero es de riesgo. No extrañe que, con la avalancha de flechas que llueve sobre el escudo de Génova, los populares hayan fichado como responsable de comunicación a una concursante de "Supervivientes".
La inestabilidad política en Italia y España ha llevado a las bolsas al desplome y elevado, por contra, a alturas siderales la prima de riesgo, que dicho en román paladino es el sobrecoste que exigen los inversores por comprar bonos españoles en vez de alemanes, sobre los que no existe duda en cuanto a su reembolso; lo que supone un mayor beneficio para el inversor a cambio de asumir mayor riesgo y, sin embargo, un coste más elevado para España a la hora de obtener financiación. O sea, que la prima en cuestión es una tía poco familiar que no llega de invitada con una tarta de crema y chocolate sino que su presencia supone un lastre para la recuperación económica: no trae pastel y se lleva los cubiertos.
Fue conocerse la sentencia del "caso Gürtel" y el anuncio de la moción de censura y producirse una estampida en los mercados. De manera que en España la parienta en cuestión es la prima de Bárcenas y la prima de Sánchez, que ejercen de primos en este país, que está en deuda con Europa y Europa se lo está cobrando a plazo fijo y en soberanía.
