Nuestro sistema inmune está preparado para diferenciar lo propio de lo ajeno. Este mecanismo es esencial para garantizar la supervivencia humana. Así es como nuestro cuerpo detecta la presencia de un virus patógeno y lo ataca y destruye sin piedad. Pero también ocasiona problemas, como los referidos a la compatibilidad sanguínea entre donantes y receptores.
Valiéndose de la técnica de edición genómica de alta precisión CRISPR, un grupo de investigadores ha logrado eliminar de la sangre las moléculas responsables de este tipo de incompatibilidad sanguínea. Esto supone un importante avance hacia el anhelado deseo de una sangre universal y totalmente compatible, aunque todavía queda un largo camino por recorrer hasta que estos desarrollos sean una realidad clínica.
