El Sporting llega al primer envite del play-off hacia la gloria de Primera en plena depresión. Lo que no se sabe es quién está más hundido, si el equipo o la afición que, a pesar de todo -la mala racha y (otra vez) los diques de los pucelanos a la Mareona- estará presente esta noche en un número notable en Zorrilla. La caída en picado de los de Baraja en el peor momento -cuatro derrotas en los últimos cinco partidos- desinfló de golpe las esperanzas de la grada de regresar a Primera por la puerta grande. Y el equipo se desfondó -física y psicológicamente- tratando de alcanzar el objetivo por la vía rápida que parecía imposible tras aquel maldito mes de noviembre.
Para rematar, los rivales que han metido la cabeza en el play-off a última hora -principalmente el Valladolid y el Zaragoza- llegan con el depósito de adrenalina a tope y en racha de resultados. Pero es lo que hay. Mal harían el Sporting y los suyos en perder el tiempo en gimotear por lo que pudo haber sido y no fue. A ver si ahora la impresionante racha de victorias de los de Baraja que les hizo tener el ascenso directo en sus manos fue una simple casualidad. O si Santos, Jony, Sergio y compañía son unos jugadores del montón de Segunda. ¿A qué equipo de la categoría (y a más de uno de Primera) no le gustaría tener en sus filas a jugadores así?
Baraja lo sabe, y por eso, a su manera, sin estridencias ni grandes titulares, deja caer lo de que peor estarán por otras latitudes en las que -con y sin ayudas al descenso, con o sin el goal-average a favor- se han quedado a las puertas de alargar, por lo menos, la temporada una semana más. Al Sporting no le queda otra que recuperar a partir de esta noche el tono que le llevó a ser durante unos meses uno de los equipos más temibles del campeonato y demostrar que sigue vivo. Un buen resultado ante el Valladolid -al que el Sporting ya le ganó no hace mucho en Zorrilla- acabaría con todas las dudas, las propias y las ajenas. Así seguro que la vuelta será más llevadera, con El Molinón a reventar como en las mejores ocasiones. Llega la hora de tirar de orgullo, algo a lo que apeló la plantilla rojiblanca después de los palos -con razón- que recibió tras la derrota ante el eterno rival en el Tartiere. Fue a partir de ahí cuando el Sporting recuperó el norte y acabó por presentar su candidatura a Primera de manera formal. Ahora que la depresión vuelve a hacer mella en el espíritu rojiblanco, alguien debería pulsar de nuevo aquel botón que tan buen resultado dio tras el batacazo en Oviedo. Y pensar que, a pesar de todo y aunque no sea consuelo, siempre hay quien está peor y no tiene ni pa les camisetes.