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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Emoción, moción, conmoción

De la emoción inicial por la moción, la izquierda gijonesa ha pasado, en un estrecho margen de horas, a una confusa conmoción: lío en Izquierda Unida, bronca en el PSOE y alivio en Xixón Sí Puede, que así sí puede dedicar todo el esfuerzo orgánico al asunto de sus primarias.

Que el portavoz municipal del PSOE pusiera en la noche del miércoles su cargo a disposición del partido, al sentirse desautorizado por la asamblea, pone de manifiesto que permanecen abiertas recientes heridas entre los socialistas gijoneses que no dejan de supurar. Hay quien no perdona, al parecer, a José María Pérez que pleiteara a Adrián Barbón la secretaría general de la Federación Socialista Asturiana. Ya se pueden imaginar de quién es la mano férrea que mece la cuna.

También en IU, en el estadio regional, cuestionan ahora las formas, que no el fondo, de la moción de censura al aureliano modo. O sea, y según los críticos, sin encomendarse al aparato. ¿Han pecado Martín y Pérez de apresuramiento? ¿Contaban con el apoyo explícito de sus agrupaciones? ¿Fueron a por lana y salieron trasquilados?

Las prisas son nefastas consejeras y puede que por la urgencia de no alejar mucho la moción gijonesa de la euforia desatada en Madrid, la izquierda promotora de la censura a Moriyón haya iniciado por el tejado la obra de la casa común. Cuando no hay cimientos que sujeten la estructura, el soplido del lobo se lleva por delante la caseta de los tres cerditos. Antes de que fragüe el cemento conviene hacer acopio de ladrillos. Y da la impresión de que a este intento de vuelco municipal le faltó arcilla. De tal manera que a la primera ráfaga de viento se ha venido abajo el castillo de naipes.

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