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Alberto Menéndez

El urdidor

Las sucesivas crisis tras las que se encontraba Cascos sólo acabaron mermando más al centro-derecha

No podía ser de otra manera. Va con su forma de ser. Ahí están los hechos y su biografía para demostrarlo. Francisco Álvarez-Cascos se crece ante las adversidades y por eso debe de ser que es tan dado a protagonizar crisis, a buscarse enemigos, fuera, por supuesto, pero también, lo que es más llamativo, dentro de las propias organizaciones a las que pertenece. Ahora se ha dado cuenta de ello la presidenta de su actual partido, Foro (sigue siendo de él), Cristina Coto: "Algunos", ha señalado, "necesitan tener siempre un enemigo a batir en casa si comete el error de pensar por sí mismo". Y lo afirma ella, una persona que tropezó dos veces en la misma piedra. Ésta de ahora y la anterior, hace unos años, cuando era militante del PP y diputada regional por esta formación y ya supo cómo se las gastaba Álvarez-Cascos. Dirigentes populares de aquellos años, como el entonces presidente regional, Ovidio Sánchez, seguro que podrían aportar a este respecto datos muy jugosos.

Pero así y todo Cristina Coto decidió dar el salto a Foro cuando Cascos rompió con el PP. No sólo eso, pasó a formar parte primero de la dirección regional forista, después del grupo parlamentario y por último se convirtió en la presidenta de la formación cuando el líder, viendo el batacazo electoral que se avecinaba, dio un paso atrás y se refugió en el partido como secretario general, como el todopoderoso secretario general. ¿O es que alguien que conozca a Álvarez-Cascos se cree realmente que la que mandaba en Foro era la presidenta, es decir, Cristina Coto?

La historia es la que es. Cascos (acompañado, eso sí, por otros muy destacados populares asturianos como, por ejemplo, Gabino de Lorenzo) rompió el PP autonómico en la década de los noventa, cuando presidía el Principado un representante de su formación, Sergio Marqués, que al igual que él años después creó un partido, URAS, para disputarle al PP el espacio político del centro-derecha asturiano. Lo que sucedió con todo este tejemaneje es que llegó a la jefatura del Ejecutivo asturiano el socialista Vicente Álvarez Areces con mayoría absoluta. Después, en 2011, cuando Mariano Rajoy se negó a que encabezara la lista autonómica del PP en el Principado Álvarez-Cascos protagonizó el cisma que dejó a los populares en estado agónico, del que aún ahora continúan intentando recuperarse.

Los casquistas, que incluso llegaron a gobernar un año el Principado, pasaron en las últimas elecciones a contar con una representación casi testimonial en la Junta General. A cambio, la izquierda (PSOE, Podemos e IU) obtuvo en esos comicios una mayoría absoluta nunca antes alcanzada en la Cámara. Aunque ciertamente sirvió para muy poco, o más bien para nada.

Éstos son los antecedentes. Álvarez-Cascos ha apostado ahora por Carmen Moriyón para intentar recuperar al menos parte de los votos perdidos en 2015 en el Principado. Pero, por lo que se está viendo, lo ha hecho con muy poco tacto. No es que Foro se haya fracturado por esta razón, no, porque Foro es él, Cascos, pero la imagen no es la que más beneficia a su organización y, además, puede poner a la actual alcaldesa de Gijón en guardia. Cristina Coto fue muy clara en la advertencia a su posible sucesora: "Sólo deseo que Moriyón tenga siquiera un gramo más de autonomía que yo".

Moriyón no ha dado todavía el sí definitivo para presidir Foro. Lo que no parece ofrecer dudas es que sin ella al frente de la candidatura regional los casquistas pierden muchas opciones de recuperarse, si no todas.

Por cierto, en este ascenso político de Moriyón tiene mucho que ver la Corriente Sindical de Izquierda y Podemos-Gijón, que la han mantenido y la siguen manteniendo al frente de la Corporación municipal. No estaría de más conocer de una vez por todas qué hilos políticos se movieron entre bambalinas para que una organización como la de Pablo Iglesias acabara dando la Alcaldía gijonesa (negándose repetidamente después a una moción de censura) a un partido de la derecha más derecha como es el de Álvarez-Cascos.

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