Sesión vespertina de play-off en Gijón, con los partidos consecutivos del Sporting y su filial en disputa por el ascenso en sus respectivas categorías; y también off en la playa en sesión matinal, pese a la bandera verde que, afanosos, hicieron ondear a media mañana miembros del servicio de Salvamento. Al izar el trapo se escucha el alborozo de un grupo de niños disfrazados de surfistas que aguardan en el Muro a saber si podrán zambullirse, o no, en el mar de los disgustos.
Una pena lo del Sporting B, que pagó con lágrimas su bisoñez y sucumbió honrosamente en las garras de un futbolista calvo, con más recorrido que Matusalén. Ese Nino, con más de cien partidos en Primera, abusón, debería tener prohibido jugar con guajes. Lo mejor es que esta cosecha reciente de Mareo está ya lista para dar el salto al primer equipo: aportarían, desde luego, más corazón y escudo que algunos de sus mayores, tal como se vio ayer en El Molinón. Y a otra cosa, mariposa.
Entre los fenómenos inexplicables de este domingo pasado por llanto y agua cabe reseñar que, pese a la espectacular tormenta de la noche del sábado, con abundante aguacero y profusión de rayos y centellas sobre el cielo de Gijón, no se repitiera una nueva mancha vomitiva en la costa a la mañana siguiente. Si, como aseguran los munícipes, es la tromba de agua la que lleva desde los aliviaderos del Piles la inmundicia del río hasta el mar, ¿por qué ayer no ocurrió un nuevo desastre? ¿En esta ocasión nadie dio orden de aliviar? Misterio.
El caso es que, pese a la bandera verde, San Lorenzo quedó ayer en "off", como el Sporting y el Sporting B: apagados, sin cobertura.
