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Alberto Menéndez

Asturias, la clave

La organización regional de IU es la única de toda España con perspectivas de futuro y capaz de hacer frente a Podemos

Nueva arremetida de Alberto Garzón contra IU de Asturias. La obsesión del líder estatal de la coalición aumenta a medida que se hace más patente que un alto porcentaje de sus correligionarios asturianos no están por la labor de desaparecer como partido para integrarse directamente en Podemos, para diluirse sin más en la formación que lidera Pablo Iglesias.

El comportamiento cada vez más agresivo de Garzón con los responsables regionales de IU deja entrever que no le va bien; que quizás fue demasiado allá en sus compromisos políticos con la cúpula dirigente de Podemos, que arriesgó demasiado y ahora no sabe cómo salir del atolladero.

Que IU a escala estatal estaba en una situación económica límite, prácticamente en la quiebra, cuando Alberto Garzón se echó en manos de Pablo Iglesias es algo más que sabido. Las que se desconocen son las condiciones impuestas por el líder de Podemos para aceptar el acuerdo entre ambas formaciones, es decir, para dar aire financiero a la organización encabezada por Garzón. Y éste es consciente de cómo se las gasta Iglesias a la hora de negociar cuando lleva las de ganar. Si alguien tiene alguna duda sobre ello, que se lo pregunte a Íñigo Errejón o a Carolina Bescansa.

Todo apunta a que el pacto de Garzón con Iglesias iba mucho más allá, era mucho más profundo, de lo que explicaron ambos en un principio. Lo que se pretendía y pretende es, simple y llanamente, aclarar el camino de Podemos con la desaparición de IU. Pero el líder estatal de la coalición de izquierdas se encontró con la oposición de la organización de Asturias, que es en este momento la única de toda España con entidad propia y perspectivas de futuro. Y claro, sin ella, toda la operación de Garzón se va al garete. Y Pablo Iglesias se puede enfadar, y ya se sabe lo que pasa cuando lo hace. Más aún ahora, después de todo el lío con lo del chalé de más 600.000 euros y las críticas recibidas por parte de algunos destacados podemistas.

Una pena, deben de estar pensando los dirigentes de IU de Asturias. No se entiende que un partido con tan buenas expectativas electorales (todas las encuestas así lo vaticinan hasta ahora) se haya enzarzado en una guerra fratricida promovida precisamente por su líder nacional, por aquel que más satisfecho debería mostrarse por el aparente buen estado de salud de su formación en la región. Sin embargo, amenaza con sanciones e incluso con intervenir el partido en la comunidad con tal de conseguir la confluencia con Podemos, lo que podría acabar siendo su práctica desaparición. ¿Tan presionado, tan desesperado, está Garzón como para inflar de la noche a la mañana en 500 personas el censo que podrían votar en su consulta para unirse a los podemistas tal como denuncian responsables regionales de la coalición?

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