Ironías del destino, la playa de San Lorenzo mantendrá este verano el distintivo "Q" de calidad. La pregunta es ¿"Q" de qué? ¿De quebranto? ¿De quilombo? ¿De quimera? ¿De quitapenas? El organismo que otorga esta distinción pone como condición indispensable para que el trapo ondee al pie de la letra "Q" que la limpieza del agua y de la arena sea excelsa, como también las condiciones higiénicas de la playa, entre otros parámetros más livianos. No parece que al menos durante este mes preveraniego ese precepto se cumpla.
Si no fuera por lo delicado de la situación, con media ciudad que se sube por las paredes por no ser apto el baño en un "mar de chocolate", sería para tomárselo a chiste o a chanza. Seguramente es la mejor solución, para no romper en llanto, que a partir de ahora los análisis del agua litoral se realicen en el laboratorio del profesor Bacterio. Y que los lleve en mano desde la sede de la Empresa Municipal de Aguas al despacho de Alcaldía, con su habitual diligencia, el botones Sacarino. Y que si los valores de e.coli no los ven muy claros, que se los lea Rompetechos.
Y que de la vigilancia del arenal se ocupe el agente Anacleto. Y que la revisión de los aliviaderos del Piles se encomiende a Pepe Gotera y Otilio. O a Manolo y Benito. Zipi y Zape, que se vistan de surferos y que de los aguarones se ocupe el Gato con Botas.
Aunque, ya fuera de bromas, flaco favor le hace al buen nombre del arenal la recogida de firmas iniciada con el eslogan "Este verano disfrute de nuestros baños de mierda". Bien está pedir explicaciones por los vertidos fecales al gobierno local, pero no parece recomendable estrategia echar más caca sobre la playa, enmierdar aún más San Lorenzo.
